El insomnio infantil
Una mala noche de sueño, y sobre todo si son dos, o tres, puede acabar debilitando su sistema de defensas y hacerle enfermar.
¿Quién no ha pasado una mala noche de insomnio alguna vez? Durillo, ¿no? A no ser que dejes de pelear con lo imposible y te dediques a hacer esas cosas pendientes de cuando el día no da para más. Poner orden en tu mesa de trabajo o en tus armarios (siempre que no sean los de la cocina, demasiado ruidosos), sentarte a escribir cartas, mirar el correo electrónico, entrar en crecejoven. o simplemente leer un libro. Lo que sea menos angustiarse.
También se puede aprovechar para meditar, respirar, hacer estiramientos o yoga. Tantas cosas... Sin ansiedad el sueño regresará antes.
Mañana tu cuerpo, y sobre todo tu mente, no se encontrará descansada, eso es cierto. Pero también es cierto que ése es un pensamiento que te causará más ansiedad, empeorando las cosas. Así que intenta evitarlo.
Pero cuando esto le está ocurriendo a tu hija o a tu hijo en edad escolar, el problema se agudiza. Una mala noche de sueño, y sobre todo si son dos, o tres, puede acabar debilitando su sistema de defensas y hacerle enfermar. Se dormirá durante el día en la escuela, o a la salida de la misma, perpetuando el problema.
Así que mejor hacer algo.
Qué hacer.
Antes que nada, asegurémonos de que no arrastra algún problema, en la escuela o en sus relaciones, que le está preocupando demasiado. En ese caso, lo mejor que podemos hacer es detectar el problema e intentar resolverlo de la mejor manera posible.
Si no es así, lo mejor será hacer unos pequeños cambios en su rutina diaria.
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No le obligues a irse a la cama más temprano, cuando aún no tiene sueño, sino por el contrario, despiértale un poco antes.
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Evita las cenas pesadas. Dale una cena ligera al menos una hora, o mejor dos, antes de irse a la cama. Pero asegúrate de que no se vaya a dormir con la sensación de hambre.
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Hazle realizar actividades relajadas durante las dos horas previas a irse a la cama: leer un libro, escribir, dibujar, escuchar música...
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Asegúrate de que la rutina de irse a la cama le lleve su tiempo, relajadamente y sin prisas: la ducha, el pijama, lavarse los dientes, desenredarse en pelo... Que se tome su media hora como mínimo.
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Que se canse físicamente por la tarde, que juegue, se mueva, haga deporte. Pero que no sea un tipo de actividad que le entusiasme demasiado o le excite mental o emocionalmente.
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Evita que vea películas o noticias en la televisión que puedan ser perturbadoras, a cualquier hora del día, pero sobre todo por la noche.
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La televisión es un estimulante en sí misma. la mayoría de los dibujos animados, supuestamente infantiles, están llenos de ruidos y violencia. Cualquiera que sea el contenido, el lenguaje televisivo es de imágenes cortas y cambios frecuentes. Evita la televisión absolutamente durante las horas previas al sueño.
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Por supuesto, fuera café, cocacolas, sodas y dulces, de efectos excitantes.
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No le recuerdes nunca que debe intentar dormirse pronto o mañana se encontrará fatal en la escuela.
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Tómate tu tiempo también para darle las buenas noches, la hora de las confidencias. Que te hable de sus reflexiones respecto al día, de las cosas que le han pasado. Pero es importante que hagáis un repaso sólo de las cosas buenas y agradables que han pasado, evitando la excitación y las situaciones frustrantes. Si tiene problemas, lo mejor es que te los cuenta cuando salga de la escuela, antes de ponerse a hacer los deberes, pero ni mencionarlos a la hora de ir a dormir. Y si aparecen, que sea sólo en positivo, sabiendo que mañana se afrontarán mejor, si hay que afrontarlos.
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Si crees que puede gustarle, utiliza uno de esos libros de meditaciones infantiles, visualizaciones de su paisaje ideal para descansar, un lago, un prado verde o su propia habitación, o la habitación que tiene en casa de la abuela. Siempre hay un árbol o un cubo grande en la puerta donde dejar todos los problemas de la vida social. Ahora es el momento de disfrutar de la vida a secas, de la privacidad y el confort.
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Aprovecha el fin de semana para limpiar y airear bien la habitación. Pon orden, tira cosas, saca el polvo. Pero hazlo con ella/él. Dale la vuelta al colchón (la parte de abajo, arriba, la de la cabeza a los pies), cambia las sábanas. Perfuma la habitación. Al mismo tiempo que limpia y ordena las cosas fuera, ella sentirá que está limpiando y ordenando dentro. En una habitación nueva, aireada y fresca dormirá mejor.
Lo peor que le puede pasar es que le tenga miedo a estar en la cama, anticipando una mala noche de insomnio e impotencia. Así que tranquilízale y asegúrale que es sólo una etapa y que estáis trabajando en ella.
En pocos días y con una nueva rutina más adecuada volverá a experimentar el sueño renovador.
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