Cómo alimentarse de una vida más ecológica.
Algunas cosas que puedes hacer para proteger la salud del planeta, y la tuya misma.
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Consume alimentos procedentes de las granjas locales, pero si, además, tienes que recurrir al mercado internacional, busca los productos procedentes de países conocidos por su menor utilización de productos químicos. Brasil utiliza el doble de fertilizantes que la India para producir la misma cantidad de cereales, porque el trabajo agrícola en la India es más intenso y eficaz. Países como Japón y Gran Bretaña, que tienen que obtener grandes cosechas en espacios de cultivo muy reducidos, han de recurrir al uso intensivo de los fertilizantes.
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Son necesarios casi 2.000 kilos de cereales para alimentar los animales/la carne consumida en un año por una persona en un país "desarrollado". Esa cantidad de cereales es la que se necesita para garantizar la correcta alimentación de cinco personas en un país africano, en el mismo plazo de un año. Una disminución del consumo de carne en los países ricos supondría una importante mejoría en la alimentación de los países más pobres, disminuyendo el índice de enfermedades y muerte por malnutrición.
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Qué puedes hacer tú en la lucha contra la pobreza y el hambre:
1. Consume menos carne y productos lácteos (un campo de cereales provee alimentos para 12 a 30 veces más personas que animales).
2. Come sólo lo que necesitas para tener energía y buena salud (el resto sólo son depósitos que a la corta y a la larga te perjudican).
3. Compra alimentos procedentes del comercio justo, que ayudan a las granjas pobres y evitan los desproporcionados beneficios de los intermediarios.
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Cómo unir las fuerzas en la lucha contra la pobreza y el hambre:
Apoya a las campañas y organizaciones que luchan contra la pobreza en el mundo y toma parte en el Día Internacional de la Alimentación (16 de octubre de cada año) promovido por la U.N. Food and Agriculture Organitation.
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Pautas para una vida más ecológica:
1. Elige productos locales y evita los que han sido transportados en grandes distancias.
2. Consume verduras y frutas frescas, en vez de las procesadas.
3. Compra alimentos biológicos integrales y otros productos ecológicos.
4. Consume menos carne y productos lácteos, para reducir las grandes explotaciones de cereales para animales destinados al consumo.
5. Siempre que puedas, utiliza el patio, el jardín, un trozo de tierra disponible e incluso el balcón para cultivar algo de los alimentos que consumes.
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Toxinas en la cadena de alimentación. Grandes cantidades de tóxicos procedentes de la actividad humana van a parar a los ríos y océanos. Las plantas marinas pescados y mariscos absorben metales, pesticidas y otras sustancias tóxicas, acumulándose en su propia grasa. Los peces más grandes, pájaros y otros mamíferos marinos se alimentan de estas especies envenenadas. Cuando el ser humano consume estos peces grandes absorbe el resultado de una larga acumulación de toxinas habida lugar en la cadena alimenticia.
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Los problemas del consumo de carne. A los problemas cardiovasculares producidos por la grasa animal acumulada en el organismo humano, se suman los efectos nocivos de las hormonas (para producir un crecimiento rápido del animal) y los antibióticos (para evitar enfermedades contagiosas en las granjas masificadas de animales para el consumo). Los efectos nocivos de las toxinas y las grasas superan los beneficios que pueden aportar las proteínas animales y otros nutrientes.
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Entre los vegetales y legumbres se encuentran raramente las proteínas completas de la carne. Con excepción de la soja, no modificada genéticamente, que sí posee las proteínas completas. Sin embargo, una buena combinación de legumbres con algunos cereales produce también las proteínas completas. Por ejemplo, si unes las lentejas o los garbanzos con el arroz obtienes las proteínas completas. No es necesario mezclarlas en la misma comida y basta con consumir ambos alimentos a lo largo del día.
Texto: Marié Morales.
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Vegano.
Mathew Pryderi Pritchard.
Editorial Blume.
El autor, atleta de resistencia que ha superado récords mundiales, atribuye gran parte de su éxito a su cambio de dieta y al hecho de convertirse en cien por cien vegano.
Alimentación prebiótica.
Xavi Cañellas, Jesús Sanchís, Xavier Aguado, Lucía Redondo.
Editorial Plataforma.
Para mantener una microbiótica intestinal saludable hemos de evitar en lo posible los productos industriales y sustituirlos por alimentos de verdad: hortalizas, frutas, tubérculos, frutos secos…
Kéfir, kombucha y otras bebidas probióticas.
VV.AA.
Editorial Blume.
Los seres humanos han venido practicando la fermentación desde hace más tiempo que la escritura, la alfarería o la agricultura. 40 recetas para aprender a fermentar y preparar bebidas probióticas en tu cocina.
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