Ya me lo decía mi abuela…

La racionalidad de la TREC.

Quizás era la única alumna que asistía a este taller de la TREC con la frescura y a la vez el escepticismo de quien no sabe nada de lo que va a ver y escuchar. ¡Y pronto me di cuenta de que lo que predica y practica la TREC es lo que hacía y decía mi abuela! Ella lo empaquetaba con refranes y ejemplos y Dom Dimattia desvela y revela intelectualmente el funcionamiento de la mente humana, descomponiéndolo en esquemas de fácil comprensión.
 

Asistí con ilusión a uno de los talleres del Postgrado (teórico/práctico) en Terapia Racional Emotiva Conductual de la TREC. En esta ocasión se trataba del taller de dos días que dirigía Dom Dimattia. No sabía casi nada sobre la TREC y menos aún del ponente.

El taller estaba lleno, todos los asistentes eran conocedores de la materia e iban a sacar jugo del intensivo. Quizás era la única alumna que asistía con la frescura y a la vez el escepticismo de quien no sabe nada de lo que va a ver y escuchar.

En un principio, me parecía que el tono gritón, áspero y vehemente del Dr. podía resultar desagradable, pero en seguida me di cuenta de que cuando Dimattia quería que el mensaje fuera perfectamente entendido, bajaba la voz y la modulaba como el mejor de los locutores nocturnos. Y que la vehemencia no era más que una herramienta para agitar las mentes dormidas, demasiado acostumbradas a escuchar discursos políticamente correctos.

Lo que al principio me parecían premisas encriptadas proyectadas en power point, poco a poco se fue convirtiendo en la más sensata de las actitudes vitales. 

Lo que escuchaba me hizo recordar todo el tiempo a mi querida abuela paterna, que desde que tengo uso de razón sólo me daba buenos consejos y lo mejor que un abuelo puede enseñarle a su nieto: una actitud vital llena de alegría, sentido común y racionalidad.

Pues bien, de repente me daba cuenta de que lo que predica y practica la TREC es lo que hacía y decía mi abuela! Ella lo empaquetaba con refranes y ejemplos y Dom Dimattia con unos esquemas para universitarios –dado que este taller estaba dirigido principalmente a estudiantes, docentes y profesionales psicoterapeutas.

Vamos por partes.

Sobre el pensamiento mágico: Es una tendencia que tenemos como humanos, pero tenemos que comprender que son hipótesis sin validar. Ella me decía “las suposiciones de lo que te va a pasar solo son juegos de tu cabeza, peliculitas que te acongojan para que no te atrevas a hacer lo que quieres hacer. ¡No confundas las fantasías con las consecuencias que podrían tener tus actos!”.

Sobre el pensamiento racional, la TREC se basa en una premisa muy clásica de Epícteto: “No nos perturban las cosas sino la visión que tenemos de ellas”. Claro!!! Tal como me decía mi abuela: “Si te imaginas que te vas a caer en bici bajando por la cuesta del molino, la imagen no te permitirá sentir el viento sobre la piel!”.

Otra: sobre las creencias irracionales comunes. Por ejemplo: “debo ser amado”. Qué tal si cambiamos el “debo” por ”me gustaría, pero si no ocurre así, no pasa nada terrible”. Mi abuela solía decir, “si no te hace caso tu amiga, siempre tienes la sopa de calabaza que tanto te gusta, para no depender de la aprobación de nadie”.

Otra creencia irracional nos hace pensar que si somos felices o infelices depende de lo que pasa fuera. Es decir, que si nos sentimos mal es por algo que pasa fuera, que la infelicidad tiene una causa externa. Pues estaríamos bien apañados, si fuera así! En lugar de eso, la TREC (y mi abuela) me dicen: “Genera tu diversión, nada de lo de fuera tiene tanto poder sobre ti; el poder de ser feliz está en tu capacidad interna y preciosa de ponerte de cara a la vida”.

Si cometes errores no pasa nada. Si no haces las cosas perfectamente, no pasa nada: bastante bien está muy bien! Aunque debo decir que ella, mi abuela, lo hacía todo casi perfecto, sobre todo las croquetas. Su secreto, ahora lo sé, es que se divertía mucho haciendo cualquier cosa y como no quería dejar de divertirse se dedicaba a todo con absoluta devoción.

Una de las cosas que más agradezco es que jamás me juzgó como persona, solo juzgó mi conducta. Nunca me dijo ”eres mala”. En algún momento me dijo: esto que has hecho no está bien. Aceptar que somos falibles y que hay que trabajar para la autoaceptación incondicional, es otra premisa importante en la TREC.

Y llegado a este punto del curso, surgió el esquema en la pantalla que más impacto me provocó y que hacía que todo lo anterior cuadrara:

Es la percepción de la adversidad lo que produce una emoción insana o sana. Si la adversidad es filtrada por una interpretación basada en creencias irracionales, obtendremos emociones o conductas insanas y destructivas. Si, por el contrario, la adversidad o acontecimiento activador es interpretado haciendo uso de creencias racionales, tendremos conductas constructivas y sanas.

Obviamente. Ahí está el secreto. Aprende a ver lo que hay, no lo que crees que ves. Es tan fácil y tan difícil a la vez, ¿no os parece?

Las creencias y valores parecen el talón de Aquiles de las futuras conductas, y veo que es aquí donde la TREC se diferencia de las otras disciplinas que he practicado. Cambiar los valores y creencias te llevará a un cambio de actitud, de conducta, de comportamiento.

No es atacando la conducta como cambias las creencias.

Y eso me parece especialmente interesante y probablemente gestionable por cualquiera que tenga ganas de racionalizar el lugar desde el cual dice lo que dice y hace lo que hace.

Cuando sientes una emoción perturbadora por “culpa” de un estimulo exterior, vale la pena parar y preguntarse qué poder tiene este estímulo. Igual tan solo es una cosa o un evento pasajero que en sí no es más que algo externo. Lo que nosotros imaginamos a través de nuestras creencias irracionales es lo que nos provoca la emoción perturbadora.

En mi trabajo como acting coach lo veo muy a menudo. Actores que se boicotean una buena interpretación por imaginarse que los demás se van a reír de ellos o que van a hacer el ridículo. La ansiedad es una predicción de una catástrofe. Y en realidad nada terrible te puede ocurrir por salir al escenario y hacer lo que tantas veces has ensayado. Todo lo contrario.

Hay que exponerse a la experiencia, dice Dimattia, esta vez con un tono de voz muy suave. Y sí, es verdad. “Uno no aprende a torear desde la barrera, hay que salir al ruedo”, decía mi abuela.

Me quedo con muchas más cosas buenas de este curso, con una enorme admiración hacia Dom y hacia la TREC, y con ganas de seguir recordando qué bien me hizo mi abuela siendo ella feliz y alegre. Esta es la actitud.


 

Texto: Laura Jou.

LAURA JOU es actriz y acting coach.

Laura Jou Estudio

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