Los hábitos más sanos.

Vivir una vida sana y feliz depende, en parte, de incorporar una serie de hábitos cotidianos. Aquí te enumeramos unos cuantos.


SALUD GENERAL.

1. Asegúrate un sueño reparador.
No se trata de un número de horas concreto; hay personas que necesitan 8, 6 o incluso 5 horas. ¿Cómo saber si es suficiente? Si te despiertas despejado y con energía, enhorabuena: has tenido un sueño reparador. Si no es así, si te despiertas con el cuerpo dolorido, la cabeza embotada, el estómago pesado y la boca pastosa, algo no anda bien. Vigila tus costumbres (¿has cenado tarde y demasiado?), las condiciones  (¿es ruidosa o poco aireada tu habitación?) e incluso el colchón (¿es excesivamente blando, o duro, o deformado?). Y pon remedio cuando detectes que tus hábitos no son los más apropiados. Recuerda que el sueño debe servir para regenerar tu organismo y reponer tu energía.

2. Chequeos periódicos.
¿Te parece un lujo? En absoluto, la Seguridad Social se puede hacer cargo de ello. Visitas periódicas al ginecólogo, mamografías, control de la presión sanguínea, análisis de sangre que determinen tu nivel de colesterol y el estado general de tu organismo. Si prefieres otras formas alternativas, también son válidas, y casi siempre perfectamente complementarias. Sin declinar tu propia responsabilidad: pon una atención consciente a las respuestas de tu organismo -debilidad o cansancio, estreñimiento o diarreas, piel seca o desnutrida, digestiones pesadas, sudor o heces demasiado cargados de olor, etc.-, consúltalo con el especialista y pon remedios.

3. Respirar bien.
Airea tu casa y tu lugar de trabajo. Busca espacios libres de aire limpio para pasear, meditar y hacer ejercicios de respiración profunda, al menos una vez por semana. Recuerda que los árboles son pequeños pulmones del planeta; busca lugares con árboles y, si es posible, el mar. Evita en lo posible los atascos de tráfico, correr o ir en bicicleta entre los coches. ¿Fumar? Rotundamente no, ni siquiera como fumador pasivo. Defiende tu derecho a disfrutar de un espacio libre de humo, siempre que puedas.

4. Bebe el agua que tu organismo te pida, y un  poco más.
Como referente, ocho vasos de agua al día está bien para algunas personas, pero dependerá del clima del momento (calor o frío, tiempo seco o húmedo) y de la actividad. Si sudas por el calor o haces ejercicio, necesitarás reponer más líquido. Si notas la piel y los labios secos, puede significar que tu nivel de deshidratación es bastante alto. No dejes que esto ocurra. Y presta atención a la pureza del agua: si pretendes hidratar y detoxificar tu cuerpo, no puedes llenarte de los metales pesados y los minerales inorgánicos que suelen abundar en el agua corriente y algunas aguas embotelladas. Busca agua de débil mineralización.

5. Toma el sol con prudencia y precaución.
La luz del sol no sólo proporciona más optimismo y vitalidad sino que le permite a tu organismo trasformar la vitamina D. Las estadísticas alarmantes de cáncer de piel y la destrucción de la capa de ozono protectora no pueden hacernos olvidar la importancia del sol. Busca media hora al día para caminar, nadar o descansar al sol, preferentemente en las horas de la mañana o la tarde (cuando los rayos son inclinados y menos perjudiciales), evitando el mediodía (de 11 a 4 de la tarde en verano). Utiliza una crema protectora suave y de ingredientes naturales.

6. Mantén tu peso recomendable.
El peso no es sólo una cuestión de estética sino, en la mayoría de los casos, de salud.  Una persona de tendencia delgada, que se sienta sana y activa, puede significar que metaboliza muy bien las grasas. Sin embargo, asegúrate de que las proteínas también se metabolizan bien. En estos casos, es recomendable hacer pesas para tonificar y fortalecer los músculos. Si por el contrario, te pasas excesivamente de tu peso recomendable, puede significar riesgo de colesterol, enfermedades coronarias y otros, además de que te sentirás más pesada y perezosa para el ejercicio, menos ágil, etc.
Por otra parte, recuerda que las imposiciones estéticas mediáticas son engañosas para las mujeres. Esos cuerpos andróginos de gimnasio, sin grasa y con los músculos extraordinariamente definidos, suelen estar lejos de la naturaleza femenina, que se adecua más a las curvas de los antiguos cánones de la sensualidad.

7. Una buena postura.
Vigila la colocación de tu cuerpo en el trabajo diario y todo el día en general. Si pasas muchas horas sentada, intenta mantener la espalda recta, evita cruzar las piernas -que provoca que te encorves hacia delante- y apoya los dos pies en el suelo con los muslos en ángulo recto. Si estás de pie, el peso del cuerpo debe descansar sobre los dos lados por igual, los hombros deben estar a la misma altura, como las caderas, en línea paralela al suelo, y la columna alineada, sin curvarse a alguno de los lados. Si vas a la compra, reparte las cargas por igual entre las dos manos. Evita los tacones altos, que rompen la alineación de tu cuerpo, desequilibrando los tobillos, rodillas, caderas y cervicales, produciendo problemas a la larga.

8. Evita el estrés y la tensión.
Si bien un cierto nivel de estrés suele ser positivo, ya que puede ser motivador y ayudar a las personas a ser más productivas, está demostrado que el estrés excesivo es una de las causas más influyentes en el origen de muchas enfermedades, incluidas las enfermedades cardiacas, la depresión o las relacionadas con el sistema inmunológico. El estrés puede provenir de cualquier situación o pensamiento que haga sentir a la persona frustrada, furiosa o ansiosa; sin embargo, lo que es estresante para una persona no necesariamente lo es para otra.
Una filosofía personal positiva y de aceptación, niveles bajos de exigencias y la capacidad para el placer, ayudan a contrarrestar el estrés y a recuperar la armonía. Hacer cosas que te gusten, descansar o poner una distancia temporal con aquello que te bloquea, meditar, hacer ejercicios físicos, artes marciales, yoga o taichí, son otras formas que ayudan a desarrollar el autocontrol, la relajación y la aceptación general.

9. Descansa la vista.
El uso y abuso de los ordenadores, demasiadas horas de luz artificial -especialmente fluorescente-, o el exceso de azúcar afectan al deterioro de la vista. La vida urbana induce a fijar la vista en distancias muy cortas la mayor parte del tiempo: libros, televisión, habitaciones cerradas, bloques de edificios cercanos. Busca espacios abiertos donde descansar la vista (el mar, grandes extensiones de campo o montaña, vistas urbanas desde edificios altos). Haz ejercicios adecuados que desarrollen los músculos del ojo (mirar hacia arriba, abajo, hacia los lados, hacia la nariz). Y toma complejos nutrientes específicos bajo la supervisión del especialista, que incluyan antioxidantes (Vitaminas C, E, A), minerales (zinc, cobre), polifenoles (del arándano y resveratrol), ácidos grasos Omega 3 y, muy especialmente, carotenoides como la luteína y la zeaxantina.

10. Lávate los dientes.
Lávate los dientes, si es posible, siempre después de comer, y muy especialmente tras ingerir dulces, café o té. Utiliza un cepillo de cerdas suaves y una pasta dentífrica no abrasiva, para dientes y encías sensibles. Cepíllate en vertical para evitar rayar el esmalte dental, prestando atención a todos los dientes y muelas, por delante, detrás y en las bases dentales. Y no olvides el hilo dental, para evitar que se acumulen restos entre los dientes. Recuerda el cepillado de la lengua -donde se acumula una gran cantidad de bacterias-, especialmente por las mañanas, antes incluso de ingerir el primer vaso de agua.
Una vez al año, pasa por la consulta del dentista para hacer una limpieza dental más profunda.

 

EJERCICIO FÍSICO.

1. Camina.
Si es posible, ve caminando al trabajo o a la compra. O bien en bici, o en patines. Si has de coger el metro o el autobús, sal de casa con tiempo suficiente para bajarte una parada antes. Caminar es un excelente ejercicio cardiovascular que fortalece el sistema circulatorio. Si, además, mantienes el paso rápido durante más de media hora, quemas grasas y, en caso de diabetes, haces descender el nivel de azúcar en la sangre.

2.  Sube escaleras.
Evita los ascensores o, al menos, baja un piso o dos antes de llegar y usa las escaleras. No hay excusas para no bajar por las escaleras en cualquier caso, a no ser que vivas en las últimas plantas de un rascacielos o lleves una carga excesiva. No sólo fortaleces así las piernas, sino que además fortaleces el corazón y oxigenas los pulmones y cada célula del organismo en general.

3. Camina descalzo por la playa y el campo.
 Siéntete en contacto físico y en conexión con la naturaleza y con el universo del que formas parte. Los pies te ponen en contacto con el planeta, el aire que respiras y el paisaje abierto que vislumbras, con lo universal y lo espiritual.
Al tiempo, aireas y estiras los pies y masajeas las plantas. Los pies aguantan el peso de nuestro cuerpo durante la mayor parte del día y se mantienen enclaustrados en zapatos cerrados y generalmente menos flexibles que lo que sería conveniente. Liberarlos de vez en cuando, airearlos y masajearlos es fundamental para la buena salud no sólo de los pies sino del organismo en general, dado que en las plantas de los pies se encuentran localizados muchos puntos de conexión con los diferentes órganos del cuerpo.

4. Acude al gimnasio regularmente
Cuentas con variadas ofertas: sala de pesas, aeróbic, artes marciales, nadar... Pídele al monitor o monitora de sala que te prepare una rutina de ejercicios adaptada a tus condiciones y objetivos. Los ejercicios con pesas no sólo te ayudan a perder grasa y fortalecen y tonifican tus músculos sino que, además, calcifican los huesos y pueden ayudar a recuperar parte del calcio perdido con la edad. Además, con el tiempo observarás que tu cuerpo se estiliza al perder grasa y definirse sutilmente tus músculos.

5. ¿Prefieres la fiesta y la sensualidad? Apúntate a clases de baile.
O simplemente vete a bailar. A ser posible, hazlo compatible. Las clases de danza varias veces por semana significan una excelente puesta en forma y te sirven para establecer relaciones y hacer amigos.
La danza del vientre estimula tu sensualidad, da agilidad a tus caderas, tonifica tus intestinos y fortalece tus piernas y tu cuerpo en general. Los bailes de salón desarrollan tu coordinación y el sentido del ritmo. Las sevillanas y el baile flamenco resaltan tu elegancia y te ayudan a sacar la pasión que hay en ti. La salsa y otros ritmos caribeños, latinos o africanos, desarrollan un fondo, energía, vitalidad, sensualidad y fuerza sexual que desconocías poseer.

6. Si eres de carácter competitivo, búscate un deporte de equipo.
Así, de paso que compites y quemas calorías, practicas la colaboración. Además, queda con un amigo o amiga para entrenar. Cuando alguien cuenta contigo es más difícil abandonarse a la pereza. Tenis, baloncesto, voley-playa... elige de acuerdo a tus habilidades y, sobre todo, a tus gustos. Los deportes al aire libre oxigenan mejor tu cuerpo (siempre que no se realicen en un entorno urbano muy contaminado), especialmente si se realizan en la playa, dado que, al mismo tiempo, la arena fortalece aún más tus piernas y desarrolla fondo y resistencia.

7. Plantéate objetivos fáciles.
No vale querer perder cinco kilos en una semana o conseguir un cuerpo cachas en un mes. Proponte objetivos accesibles a corto plazo y, paso a paso, llegarás a donde quieras llegar. Ten en cuenta tu personalidad, tus gustos y tus limitaciones. Si te planteas dedicar dos o tras días al ejercicio físico, elige una actividad que te resulte agradable, si es posible en compañía, y nunca acabes con una sensación de extenuación que te haga pensártelo dos veces la próxima sesión. Lo mejor es acabar siempre con una sensación placentera que te haga desear volver. Pero sé constante y cumple tu palabra. Cada vez que consigas tu objetivo (perder un kilo, subir el peso en las máquinas, sentirte más ágil, no haber faltado a tu cita con el ejercicio en el último mes) prémiate y date un capricho que no ponga en peligro tu próximo objetivo (perder otro kilo, definir más los músculos, alargar la sesión diez minutos más).

8. Aprovecha el agua: nadar, aquagym, jacuzzi, saunas.
Los ejercicios acuáticos fortalecen las piernas, estiran los músculos del estómago, vientre y costados y alivian los problemas de espaldas y cervicales, entre otras cosas. Además, resultan un ejercicio aeróbico y cardiovascular que oxigena tu organismo y le aporta fondo y resistencia.
Sumérgete en el mar o la piscina y siente cómo, al deslizarte, el agua hace el amor con tus piernas, tu vientre, tu pecho, tus brazos; disfruta del placer de tu peso ligero y flota. En los ejercicios de aquagym, la resistencia del agua fortalece tus piernas y tu cuerpo en general, pero también tu equilibrio. Cierra los ojos y relájate con los masajes del jacuzzi. Y estimula tu piel y tu organismo en general con el contraste del agua fría después de las saunas.

9. Calienta los músculos antes y estira después del ejercicio.
Sube la temperatura de tu cuerpo con algunos ejercicios aeróbicos (correr, saltar a la comba, subir escaleras, remo, bicicleta) antes de empezar a hacer pesas o el deporte que hayas elegido. Además, haz algunos estiramientos suaves para tonificar las articulaciones. Fíjate que en una clase dirigida (aeróbic, aero-tono, spinning, artes marciales...) el monitor o monitora nunca se salta esta parte. Una vez acabado el entreno, vuelve a dedicar un tiempo para los estiramientos, especialmente de aquellos músculos que has trabajado más intensamente, y así evitaras las posibles dolorosas agujetas del día después. Por último relájate (tiéndete en el suelo y respira, o bien incorpora la respiración a los estiramientos suaves) y saborea el placer de haberlo conseguido.

10. Prémiate con algún masaje.
En algunas actividades de artes marciales, se pone fin a la clase con masajes intercambiados entre los asistentes. Los masajes y estiramientos ayudan a la recolocación del cuerpo, favorecen la circulación sanguínea, previenen y alivian disfunciones. Ciertos masajes, como el shiatsu, además, activan puntos energéticos concretos. El masaje es, además, una forma de contacto físico que te acerca de forma especial a tu compañera o compañero y, por extensión, al género humano. Si no cuentas con alguien a tu lado para regalarte/regalaros un masaje, puedes aprender diversas técnicas, aunque más limitadas, para hacértelo tú mismo. Y, por supuesto, puedes acudir de vez en cuando a un masajista profesional.
Asimismo, puede ofrecerte algún otro tipo de recompensa personal cuando consideres que estás alcanzando tus objetivos. Pero no valen helados ni pastelitos no programados.

 

PSICOLOGÍA.

1. Quiérete mucho.
Mímate. El amor hay que generarlo dentro antes de transmitirlo fuera.
Para vivir plenamente, el primer paso consiste en deshacernos de todos los mensajes autodestructivos que hemos ido incorporando desde que llegamos al mundo. Hay que hacer una revisión de todos los "acuerdos" tácitos que hemos establecido con el sistema y el entorno que nos envuelve y descartar los que no aportan nada constructivo. Una vez identificados los mensajes autodestructivos que hemos ido coleccionando desde nuestra primera infancia (dando lugar a miedos, inseguridad, complejos, desconfianza, victimismo, autodesprecio, etc) podemos empezar a dar forma a un nuevo yo basado en la autovaloración, como primer paso para superar el sufrimiento.
Empieza a practicar tratándote con respeto, cariño y mimo, sin miedo a que te tilden de "egoísta" por ello.

2. Vigila tus pensamientos.
El budismo ve la mente como un mono loco, continuamente saltando de rama en rama. Pero a este mono, al menos, se le puede observar. Tú no eres tu pensamiento, aunque te parece que es así cuando te identificas con él y dejas que dé forma a emociones primero (tristeza, rabia, odio, menosprecio), y respuestas químicas y físicas en tu organismo después (depresión, úlceras, cáncer, enfermedades del corazón).
Observa tus pensamientos como lo haría una madre con su criatura: con amor pero con firmeza. Identifica los que sólo te aportan hostilidad y autodestrucción, y no les permitas controlar tus decisiones y tus acciones. Identifica también los que te transmiten fortaleza, confianza, paciencia, aceptación y amor, también hacia ti mismo. Dales un voto de confianza y dales protagonismo en tu vida.

Vigila tus pensamientos, porque ellos crean tus actos.
Vigila tus actos, porque crean tus hábitos.
Vigila tus hábitos, porque crean tu carácter.
Vigila tu carácter, porque crea tu destino.

3. Sé consciente del poder de las palabras.
Las palabras poseen una gran fuerza creadora, crean mundos, realidades y, sobre todo, emociones. Las palabras son mágicas: de la nada y sin materia alguna se puede transformar lo que sea. El que la utilicemos como magia blanca o como magia negra depende de cada cual.
Con las palabras podemos salvar a alguien, hacerle sentirse bien, transmitirle nuestro apoyo, nuestro amor, nuestra admiración, nuestra aceptación, pero también podemos matar su autoestima, sus esperanzas, condenarle al fracaso, aniquilarle. Incluso con nuestra propia persona: las palabras que verbalizamos o las que pensamos nos están creando cada día. Las expresiones de queja nos convierten en víctimas; la crítica, en jueces prepotentes; un lenguaje machista nos mantiene en un mundo androcéntrico, donde el hombre es la medida y el centro de todas las cosas, y las descalificaciones autovictimistas (pobre de mí, todo lo hago mal, qué mala suerte tengo) nos derrotan de antemano.
Úsalas para crear paraísos emocionales, en vez de sembrar inquietud y desconfianza.

4. No te tomes las cosas de forma personal.
Cada cual vive su propia película en la cual es protagonista. Cada cual afronta su propia odisea viviendo su vida y resolviendo sus conflictos y sus miserias personales. Todo el mundo aspira, como tú, a ser feliz, y lo hace de la mejor forma que puede.
Los demás sólo somos figurantes en esa película que cualquier persona hace de su vida, o a lo sumo personajes secundarios. La impaciencia o las exigencias de tu pareja, de la vecina del rellano o de la cajera del supermercado, las críticas de tu hijo o en el trabajo, nada de eso es personal. Cada cual está reaccionando a su propia película. Aunque te cueste creerlo, a veces, lo que pasa fuera no tiene mucho que ver contigo. Si las cosas parecen ir mal o si una persona no resulta amable, puede tener sus propios motivos.
No dejes que te afecte interiormente lo que esté pasando fuera, como si tú fueras el origen y causa primera de todo. No es así.

5. Escribe.
Un diario, un cuaderno personal, como quieras llamarlo. Escribir te ayuda a ordenar tus pensamientos y a comprender tus emociones. Además de que afianza tu memoria y te permite seguirle la pista a tu evolución personal y entenderla mejor.
Pero además, escribir puede tener efectos curativos: en un proyecto de investigación con personas que sufrían enfermedades crónicas (como asma o artritis), de aquéllas que escribían en un diario al menos una hora a la semana, cerca de la mitad manifestaban mejoras perceptibles.

6. Recuerda que eres una persona libre, no un estereotipo.
Ni tampoco el arquetipo que te guía. Muchas personas viven basándose en lo que piensan otras (la familia, la escuela, la autoridad), en lo que está de moda, o bien por reacción a todo ello. Pero esto, antes o después se manifiesta como la frustración de no haber vivido tu propia vida. Es preferible marcarse objetivos realmente significativos para uno mismo, al margen de lo que piensen los demás.
Sé valiente, deja que aflore tu auténtica personalidad. Pon atención a tus actos y detecta cuando sólo eres la persona que se espera que seas. Nunca vas a conseguir la apreciación de todo el mundo. Sé fiel a ti mismo.

7. Pase lo que pase, no te culpes.
El sentimiento de culpa no sólo nos crea malestar, sino que, además, nos puede impedir actuar. En un estudio sobre la autoestima se mostraba que las personas infelices suelen agrandar sus fracasos y lo identifican con lo que ellas son, planificando y prediciendo así futuros fracasos en su vida.
La verdad es que cualquier situación es el resultado de cosas que están bajo tu control y otras que no lo están. No te engañes pensando que una mala situación es completamente obra tuya (ni tampoco una buena situación). Tiene mucho más sentido lidiar con los resultados que con los errores. Culparse se refiere al pasado; un plan de acción para arreglar el problema se refiere al futuro.

8. Sé consecuente: haz lo que dices que vas a hacer.
Nada destruye más la credibilidad y el entusiasmo que esa forma de hablar y hablar que nunca se concreta en nada real. No puedes romper tus promesas y esperar que sigan confiando en ti. Empezando por ti mismo.
Es importante ser coherente. No te comprometas a nada que no tengas la seguridad de que puedes hacer. Plantéate objetivos alcanzables. La baja autoestima se ceba en aquellas personas ambiciosas con escaso sentido de la realidad. Recuerda: si no puedes alcanzar tus metas, tus metas acabarán haciéndote daño. Plantéate objetivos que estén a tu alcance y no dejes de realizarlos.

9. Defiende la alegría.
Ya lo dice el poeta. Contra todo y por encima de todo. Todo puede ser anecdótico y cambiante, excepto tu vocación por vivir una vida plena y feliz. Aprecia lo apreciable y condena lo condenable (para cambiarlo) sin perder el sentido del humor. Juega. Con la familia, con los amigos o a solas. Recupera el niño interior, ríete, haz locuras.
Tu sonrisa y a tu alegría afectan positivamente a otras personas, lo que a la vez repercute sobre ti. En un estudio realizado con personas adultas de distintas edades se demostró que tenemos la tendencia a imitar las expresiones de las personas que nos rodean. En otras palabras, las caras tristes producen más caras tristes y las caras sonrientes producen sonrisas y alegría.

10. Acéptate incondicionalmente.
Descubre tus exigencias, a las otras personas, a la vida, a ti mismo. Mírales como lo que son: elementos saboteadores para tus objetivos y tu felicidad. Discrimina lo que depende de ti y lo que no, lo que es factible de ser cambiable y lo que no. Actúa en la medida de tus posibilidades y acepta lo que es como es, sin juicios.
En un estudio sobre la autoestima en personas adultas se percibía que las personas que están contentas consigo mismas analizan los supuestos fracasos y les dan una explicación, los tratan como un incidente aislado que no depende absolutamente de sus habilidades. Saben, por otra parte, que sólo el tiempo dirá si lo que parece ser una pérdida lo es realmente, y lo mismo respecto a las victorias.
En cualquier caso, no buscan justificaciones engañosas, se aceptan tal como son y a partir de ahí crean estrategias para hacerlo mejor en sucesivas experiencias.

 

CUIDADO DEL CUERPO Y BELLEZA.

1. Apúntate a la siesta.
Esta costumbre tan nuestra no resulta tan pérdida de tiempo como algunas personas piensan. Por el contrario, puede significar una forma de recargar las baterías de energía para sacarle el máximo partido al resto del día. Media hora de siesta o descanso en cualquiera de sus formas ayuda a tu cuerpo a regenerarse y le devuelve a tu piel una frescura que el cansancio había marchitado.
Intenta que el almuerzo sea ligero, si tienes pensado echar una siesta.

2. Convierte tu casa en un balneario.
Busca espacios de soledad para el baño aromático, juega con el contraste de temperaturas del agua, masajes con el guante de crin natural, música sugerente.
No nos cansaremos de repetirlo: mímate. Y cuídate.
Si bien en tu balneario particular todo está permitido, y tus apetencias y la improvisación marcarán el ritmo, nos permitimos sugerirte tres elementos importantes, en esta cita contigo misma. El primero consiste en la depuración o detoxificación, para conseguir más energía y vitalidad. El segundo en la relajación; disfruta de todo el proceso. Y el tercero en la regeneración, para potenciar tu salud.

Hierbas y aceites esenciales para la depuración: cedro, limón, geranio, ciprés, enebro, lavanda, valeriana, mejorana, nerolí, rosa de Damasco, bergamota e incienso.
Flores de Bach: manzana silvestre (depuración), carpe (claridad mental y entusiasmo), genciana (alegría y optimismo).

Relajación. Hierbas y aceites esenciales: lavanda, manzanilla, valeriana, lúpulo, mejorana, melisa, geranio, borraja, hipérico, ilang-ilang.
Flores de Bach: castaño blanco (desconectar la mente), verbena (destensar), sauce (insatisfacción y amargura).

Regeneración. Hierbas y aceites esenciales: lavanda, té, ajo, eucalipto, caléndula, onagra, equinácea, salvia, rosa, nerolí, geranio, mirra.
Flores de Bach: olivo (recuperación física), nogal (optimismo).

 

3. Limpieza facial.
Ayuda a la depuración de tu organismo con una tisana de menta. Utiliza vahos, exfoliaciones, masajes y mascarillas naturales para la limpieza facial.
Las pastas exfoliantes deben hacerse con un producto granuloso, como la harina de avena. Una mascarilla de perejil y salvia para pieles grasas (ingredientes en recuadro), una mascarilla de consuelda y agua de rosas para pieles secas. (ingredientes en recuadro).

Exfoliante: mezcla 3 cucharadas de almendras peladas molidas, harina de avena, leche en polvo y dos cucharadas de pétalos de rosa pulverizados. Guárdala en un tarro de cristal y utilízala una vez por semana. Cuando la vayas a usar, añade un poco de leche de almendras.
Mascarilla de perejil y salvia (para pieles grasas): mezcla 15 gr. De perejil y salvia, 1 taza y ¼ de agua hirviendo, 2 cucharadas de harina de avena, 1 cucharada de tierra de batán. 1 clara de huevo y 1 cucharadita de zumo de limón.
Mascarilla de consuelda y agua de rosas (para pieles secas): mezcla 6 hojas de consuelda, ¾ de taza de agua hirviendo, 2 cucharadas de harina fina de avena, 1 yema de huevo, 1 cucharadita de miel, 1 cucharadita de agua de rosas, 1 yogurt natural o leche.

4. Hidrata y nutre tu piel.
Bebe todo el agua que desees, y un poco más, a lo largo del día. Nutre y regenera tu rostro con una mascarilla de avena, huevo (1 yema) y miel (1 cucharada). Atención a las manos. Añade un poco de aceite de pachulí a cualquier aceite base, para los nudillos secos y agrietados. Verás cómo cambia el aspecto de tus manos.

3. Mima tus pies.
Los años de fricción entre los zapatos, el suelo y las zonas óseas dan lugar a durezas y callos. Hidrata los pies después del baño, porque es la zona más seca del cuerpo. Añade unas gotas de aceite de menta o una loción infantil a tu crema hidratante.
¿Talones agrietados? Antes de irte a la cama, aplícate un poco de vaselina y ponte unos calcetines de algodón. Los pies también pueden ser hermosos y suaves.

5. Atención al pelo.
Cuando nos lavamos excesivamente el cabello eliminamos los aceites naturales del cuero cabelludo, así que es mejor no abusar. Antes de lavarlo, cepillado con suavidad para retirar los cabellos rotos y la suciedad, utiliza agua tibia y aprovecha para darte un masaje en el cuero cabelludo con las yemas en movimientos circulares. Acláralo bien.
Puedes preparar mascarillas nutritivas antes del enjabonado, cubrirte la cabeza con una toalla caliente durante 15 o 20 minutos, aclarar y aplicar el champú. Finalmente, vuelve a aclarar bien.

Mascarilla para cabellos grasos:
Mezcla 6 cucharadas de aceite de coco, 4 gotas de aceite de romero y 3 de aceite de té y lavanda.

Mascarilla para cabellos secos:
Hervir 3 cucharadas de semillas de sésamo molidas durante 10 minutos. Cuela el preparado y déjalo enfriar. Aplícate el aceite durante 10 minutos.

Mascarilla para cabellos finos:
Mezcla 2 cucharaditas de aceite de germen de trigo, 2 de aceite de oliva, 8 gotas de aceite esencial de romero, 6 de pachulí y 1 de lavanda.

 

OCIO.

1. Tiempo libre para no hacer nada.
Contemplar el mar, el campo, la montaña o los sonidos del silencio. Se silencia lo falso para que lo verdadero se presente. Hay quien opina que mejor estar ocupado que aburrido, sin embargo, tal como dice la filósofa Consuelo Marín, "a veces, sólo el aburrimiento, si no el dolor, nos saca del engaño".
Parar para contemplar la vida (los sonidos que nos envuelven, las imágenes que nos rodean, los mensajes de nuestro propio cuerpo físico, los pensamientos pertinaces) nos pone en contacto con lo que realmente somos, o al menos nos acerca un poco más con la práctica. Rescata un poco de tiempo cada día para no hacer nada. Aprende a parar en medio de cualquier actividad, aunque sólo sea un instante, para reconectar contigo mismo.

2. Hay una música para cada situación.
La música es una terapia poderosa porque posee el poder para llegar al alma y reconectarnos con el universo. Puede suavizar la ira y general sentimientos de amor, estimular la creatividad, vigorizar o transmitir alegría. Asimismo, escuchar la música equivocada cuando se está en un momento delicado puede generar problemas. Por eso es importante hacer la elección correcta, según las circunstancias.
Existe un tipo de música para cada momento: para el entretenimiento (Lorena McKennitt, Bach), para una cena romántica (Van Morrison, Vivaldi), para las bodas (Ave Maria de Bach o el Canon de Pachelbel)...
Un valor añadido de la música es que podemos utilizarla conscientemente para superar bloqueos emocionales y reconectar con los estados de ánimo que deseemos en cada momento: algunos temas  New Age para reducir el dolor (Dead Can Dance, Brian Eno); los conciertos para piano de Chopin, o The Pasión de Peter Gabriel para consolar penas; algunos conciertos de violín de Mozart para superar la depresión, etc.

3. Realiza tus aficiones.
 Dedicarle un espacio a lo que te gusta siempre genera entusiasmo y reconecta con el placer de vivir, si no con el sentido mismo de la vida, que buscamos con tanto ahínco.
Y sin embargo, nos pasamos la mayor parte del tiempo haciendo cosas que no nos gustan y que consideramos necesarias: trabajos meramente "alimenticios", trámites administrativos, mantenimiento de la casa, de la familia, de la educación... con el riesgo de que podemos acabar convirtiéndonos en funcionarios de nuestra propia vida.
Identifica las actividades que te hacen sentir bien y te transmiten libertad: excursiones en la naturaleza, dibujar y pintar, hacer teatro, tocar la trompeta, cultivar un huerto o un pequeño jardín... no importa que tengas extraordinarias habilidades o no. Simplemente disfruta.

4. Tiempo para la amistad.
Sabes que la amistad es irreemplazable. Cuando tienes un problema emocional casi nunca te lo resuelve el dinero, tu jefe o los mejores éxitos que hayas obtenido en tu profesión; una de las cosas que más valoras en esos momentos es una buena amiga o un amigo que sepa escuchar.
Algunos estudios sobre la felicidad han identificado como componentes principales: el número de amigos, la cercanía con ellos y con la familia, y las relaciones con los compañeros de trabajo y vecinos. Son factores a los que se atribuye aproximadamente el 75% de la felicidad personal. Por consiguiente, cuida la amistad.
Dedica un tiempo a quedar con los amigos para cenas, tertulias, excursiones, juegos, deportes o locuras diversas.

5. Date un placer al día, por lo menos.
Recuerda: la mejor manera de no convertirte en un funcionario de tu vida es reconectar con el placer de vivir. No te vayas a la cama sin haber vivido, al menos, una experiencia placentera durante el día o la noche. Dedícate al menos un capítulo del día a disfrutar de la vida. Aquello que nos enseñaron acerca de que "hay que ganarse la vida" no es del todo cierto. La vida ya la tienes, desde el momento en que llegaste al mundo. Ahora sólo te toca decidir qué hacer con ella: defiende la alegría, defiende la sonrisa, y defiende tu derecho a ser feliz, que es la forma más efectiva de convertir este mundo en un lugar más feliz.
Haz lo que debes sin perder tu capacidad de disfrutar de la vida. Si es posible, disfruta de todo lo que haces, todas las horas del día. Siempre hay una forma de sacarle partido incluso a lo peor. Y el sentido del humor ayuda mucho.


Libros para consultar:

"Salud en 5 minutos" De Jane Alexander. Gaia.
"La anti-edad". Marié Morales. Tikal.
"Belleza natural". Stephanie Donaldson. Mens Sana.
"La revolución del silencio". Consuelo Martín. Gaia.
"El poder de la música". Cynthia Blanche y Antonia Beattie. Tikal.
"Los cuatro acuerdos". Miguel Ruiz. Urano.
"Los 100 secretos para ser feliz" David Niven. Granica.
"Pilates fácil y rápido para todo momento". Alan Herdman. Gaia.
"Cuida tus ojos, mejora tu vida". Carmela París. Integral.
"Mujer fuerte, mujer joven". Miriam E. Nelson. Paidós.
"Aprende a quererte". Sharon Wegscheider-Cruse. Neo Person.
"Revitalizar". Vera Peiffer. Integral.

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Texto: Marié Morales.





Inteligencia vital.
Jordi Pigem.
Kairós.
Vinculando las ciencias de la mente con la nueva biología, comprobamos que todo lo vivo está dotado de percepción y sensibilidad y que lo que guía a los organismos no es la supervivencia sino la autorrealización.

Las diosas de la mujer madura.
Jean Shinoda Bolen.
Kairós.
Una estimulante perspectiva que revolucionará la idea que cada mujer se hace del envejecimiento en base a los arquetipos qure la rigen, para que pueda nombrar y reconocer aquello que le inquieta.

Bacterias. La revolución digestiva.
Dra. Irina Matveikova.
La esfera de los libros.
Las bacterias influyen en tus emociones y tu salud mental y tus defensas del sistema inmune dependen de ellas. Si tu dieta es equilibrada y rica en probióticos y fibra, las bacterias te lo agradecerán aportándote más defensas y energía.















 
Marié Morales
@crecejoven

En estas páginas nos proponemos investigar las causas del envejecimiento, que es como decir de la vida y el crecimiento, y a partir de ahí, establecer unas pautas que nos permitan vivir una vida más larga, sana, y en definitiva, feliz.  más >>








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