Federico Esquerdo:
Cuando comprendes que la separación entre tú y yo es una mera ilusión, el amor al prójimo cobra todo su significado.
Una vida sana y con sentido sólo es posible desde el amor. Sin la energía del amor, desconectamos del sistema de energías universal y es el origen del desequilibrio y la enfermedad.
Una vida sana no sólo se basa en los cuidados físicos (una buena alimentación, ejercicio y descanso adecuado) sino que es el resultado de desarrollar una vida en armonía, tanto con el entorno como en el propio microcosmos que representa nuestro organismo. Nuestro sistema emocional dispone de un amplio repertorio de emociones que, si aprendemos a manejarlas, resultan de enorme utilidad. En este sentido, una de las fuerzas fundamentales de equilibrio reside en el amor que, según Federico Esquerdo, es una energía de atracción que todo lo une y que nos puede hacer cada vez más grandes y con mayor conciencia.
Saber sentirse bien con uno mismo no es algo con lo que siempre se nace, pero sí está a nuestro alcance aprenderlo. Federico Esquerdo, naturópata y psicoterapeuta, te ofrece en esta entrevista algunas pautas para conseguirlo.
Cómo definirías la salud?
Cuando las distintas funciones corporales se conjugan de un modo que nos parece armonioso, hablamos de salud. Si una de las funciones se perturba, la armonía del conjunto se rompe y entonces hablamos de enfermedad. Pero desengañémonos, el ser humano completamente sano sólo existe en los libros de anatomía. En la vida normal, semejante ejemplar es desconocido. A partir de ahí, podemos hablar de grados de enfermedad, que estarán en función del tipo de vida que llevemos. Una vida sana siempre nos acercará a la salud.
En qué consiste vivir una vida sana?
Lo sabemos: comer bien, descansar suficientemente, hacer ejercicio. Pero con frecuencia olvidamos lo más importante: vivir en armonía. El estrés es el mayor desencadenante de enfermedades en Occidente y de él se derivan emociones como el enfado, el miedo, la ansiedad, el odio, la culpa, la frustración o la inseguridad. Todo desequilibrio emocional genera un rosario de reacciones químicas que dañan inequívocamente nuestro cuerpo. No se puede disfrutar de bienestar físico si la mente sufre.
Pero al igual que la mente que sufre nos hace enfermar, también nos puede curar. En qué consiste la capacidad de autocuración? Hasta qué punto funciona? De qué depende?
La autocuración se basa en técnicas de relajación y de visualización de la curación. ¡Y claro que funciona! Con cada nuevo pensamiento fabricamos una sustancia química. Si nuestros pensamientos son buenos y elevados, creamos sustancias químicas que nos hacen sentir exactamente como pensamos: bien y elevados. Lo que el cerebro imagina se convierte literalmente en un mensaje para el cuerpo. La imaginación es muy poderosa. Einstein decía que es más importante la imaginación que el conocimiento. Hoy en día mucha gente ha perdido la costumbre de imaginar; la "tele" sueña por ellos, y eso es muy peligroso porque los pensamientos acaban por crear nuestras realidades.
Cuáles son las claves del bienestar?
La aspiración a mayor bienestar está presente en el ser humano en todas las épocas y en todos los lugares y esto es, en gran parte, lo que desencadena nuestra evolución. Lo que cada cual desea para estar mejor depende de sus circunstancias o nivel evolutivo. Pero una vez superadas las necesidades básicas de alimento, sueño, sexo, seguridad, etc. el paso siguiente es sanar la mente, ir comprendiendo ciertas cosas. Por ejemplo, darse cuenta que los deseos, que de tan buena aceptación gozan, son, salvo honrosas excepciones, caramelos envenenados: en su interior contienen ansiedad y un poco más adentro suele haber frustración.
Saber estar bien, o sentirse bien, ¿es algo con lo que se nace o se hace?
Se hace, por supuesto. Todos poseemos las cualidades necesarias para aprender a sentirnos mejor. Yo estoy convencido de que todas las personas poseen la misma inteligencia. Otra cosa es la formación y la cultura de cada cual, que aportan herramientas y ayudan a amueblar con cierto orden el coco. Pero lo que en realidad supone la gran diferencia en cuanto a resultados es el grado de expansión de nuestra mente, y todos poseemos la capacidad de expandirla.
Saber sentirse bien con uno mismo no es tan fácil... ¿O sí? De qué depende?
Nacemos incompletos y la vida nos brinda la oportunidad de hacernos completos: sanos y felices. Y como en cualquier otra disciplina, cuanto más se entrena mejor salen las cosas. El impulso evolutivo y la capacidad de expansión de la mente son inherentes al ser humano. A mayor dedicación y esfuerzo, empezando por el autoconocimiento, mejor te sientes.
Cómo nos ayuda el autoconocimiento a sentirnos bien, a ser más felices?
Nos permite gestionar mejor nuestras emociones. Con frecuencia hacemos un mal uso de ellas. De igual manera que nos lesionamos si utilizamos inadecuadamente nuestras capacidades físicas (como ocurre en el deporte de competición) también sufrimos lesiones emocionales si no controlamos los pensamientos que las generan. Nuestro sistema emocional dispone de un amplio repertorio de emociones que si las aprendemos a manejar resultan de enorme utilidad, incluso las mal llamadas "negativas", como los celos o el enfado. Una pizca de celos refuerza el sentido de protección de una madre por sus crías, y un puntito de enfado proporciona un chute de energía adicional que puede venir muy bien cuando hay que subir la bombona de butano al tercero sin ascensor.
Llenar la agenda de actividades y distracciones no siempre ayuda al autoconocimiento. La hiperactividad, ¿es quizás una pista de no estar bien con uno mismo?
¡Sí, claro! Es una huida hacia adelante. Nuestra sociedad está desbocada, ha perdido el control sobre sí misma y está obsesionada con el "más": producir más, ganar más dinero, tener más amigos, viajar más, estar más guapos y fuertes, divertirse más, etc. Detrás de esta voracidad sin límite flota la idea de que ése es el camino para "estar mejor". Pero algo falla, ¿verdad? Porque la anhelada felicidad no acaba por llegar; al contrario, cada vez parece alejarse más. Y es que no tiene sentido actuar contra la propia naturaleza del ser humano. Reconozcámoslo: el "más" nos saca de nuestro equilibrio, nos perturba la mente y nos enferma.
Ese deseo de "más" nos arrastra y a menudo tiene que ver con la obsesión por no "perder el tiempo". En qué consiste "perder el tiempo"?
"El tiempo es oro", se dice. Asociamos tiempo con dinero y seguridad. Nuestra concepción del tiempo es lineal, secuencial, pero las últimas investigaciones cuánticas o geométricas sugieren que ¡el tiempo no existe! En todo caso, sí que existe en nuestra mente dual y tal vez está ahí precisamente para aprender a superarla. ¡Todo es aprendizaje!
Otro miedo endémico: a la soledad. Por qué le tenemos miedo a la soledad?
Este miedo a la soledad procede de una concepción irreal y poco meditada de quiénes somos. Cuando miras hacia tu interior e indagas en él descubres que todos los seres estamos interconectados y que somos iguales en nuestras dimensiones más profundas, como gotas de agua formando el océano. Cuando comprendes esto de verdad, desde el corazón, ya no vuelves a sentirte solo nunca más.
Quizás uno de los principales retos con el que nos encontramos al parar, al estar a solas con nosotros mismos, es la ansiedad, ese otro miedo oculto. De dónde procede? Cómo afrontarlo?
Sí, al parar y quedarnos a solas con nosotros mismos entramos en un territorio nuevo, un estado mental diferente. La mente se aquieta, nuestro campo electromagnético varía y empezamos a percibir cosas que no encajan con nuestros esquemas. ¡Eso da miedo! Pero podemos arriesgar y entrar en la incertidumbre de nuestro interior. La meditación es un buen comienzo. A través de ella conseguimos desconectar ciertas partes de nuestro cerebro que nos atan al espacio-tiempo, se desvanece nuestra identidad (el ego) y pasamos a ser conscientes de nuestro Ser esencial.
En qué consiste la felicidad? Cómo nuestra adicción al bienestar sabotea la felicidad?
La felicidad reside en amar a los demás. Es fácil de comprobar: cuando beneficias a alguien te sientes mejor inmediatamente. Justo lo contrario de lo que solemos pensar: cuanto más mire por mí mejor estaré y más feliz seré. No hemos despertado a nuestra realidad intrínseca, vivimos de espaldas a ella, no somos conscientes de que el amor es una energía de atracción que todo lo une y que nos puede hacer cada vez más grandes y con mayor conciencia.
Cómo se relaciona la felicidad con la salud, y viceversa?
La felicidad es un estado eminentemente mental pero todos los pensamientos y sentimientos se traducen instantáneamente en sustancias bioquímicas en el cerebro y en otras partes del cuerpo. ¡El cuerpo es el espejo del alma! Pero incluso la enfermedad puede ser una gran aliada, porque nos brinda una oportunidad para conocernos mejor.
Vivir una vida con sentido, ¿nos hace más sanos y felices? En qué consiste una vida "con sentido"?
Desde la comprensión de que el mundo es una unidad y de que la separación entre tú y yo es una mera ilusión, el amor al prójimo cobra todo su significado. Causar daño a las partes de este todo supone entonces un absurdo despropósito. Y sucede que cuando la energía del amor no fluye adecuadamente nos sentimos cansados, con poco entusiasmo y aburridos, y pronto aparece la insatisfacción y poco después la confusión. Sin la energía del amor un individuo va quedando desconectado progresivamente del sistema de energías universal y su vida se va apagando y acercándose a estados de depresión cada vez más profundos.
Dodecálogo para una vida (física y mentalmente) sana.
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Recuérdate cada día tu objetivo de vivir feliz. Eso reforzará la motivación de tu esfuerzo y perseverancia. Acepta con naturalidad, sin ansiedad, que llevar una vida sana y ser feliz implica, como todo, un cierto esfuerzo y disciplina.
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Busca espacios de interiorización. Establece y protege unos15 minutos diarios para descansar la mente y para el autoconocimiento, de una forma honesta y sincera. Practica la meditación.
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No te traiciones en tu alimentación. La alimentación sana es también algo muy personal. Escucha a tu cuerpo de una forma honesta. Tú sabes lo que debes comer y lo que no. Hazte caso.
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Préstale atención al descanso. No maltrates a tu cuerpo. Acuéstate temprano y duerme suficientemente. Tu organismo necesita descansar para reorganizarse.
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Haz ejercicio moderado diariamente. De lo contrario, irás perdiendo parte de las funciones de tu cuerpo. Pero tampoco te pases. Presta atención a tu propio ritmo personal y respétalo.
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Vigila tus pensamientos. Recuerda: crearás lo que creerás. Y si no lo crees no llegará.
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Evita el estrés, ejercita la serenidad. El estrés y la ansiedad son grandes saboteadores de tu felicidad. Te alejan de la calma interior y, por consiguiente, de Ti.
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Acepta los defectos de los demás. Todos tenemos defectos. En vez de reprochar, intenta colaborar en tus posibilidades que el otro, poco a poco, pueda llegar a corregirlos. Eso nos facilita a todos la evolución.
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Realiza 3 ó 4 respiraciones profundas antes de reaccionar ante algo que te haya disgustado. Comprobarás que, de no haberlo hecho, tu reacción hubiese sido desproporcionada e injusta, como suele suceder cuando regañas a tu hijo o te metes con tu pareja.
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Permítete disfrutar y reír lo máximo que puedas. Los momentos de satisfacción y goce son fundamentales para sanar nuestro psico-cuerpo.
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Piensa en cómo puedes ayudar a los demás. Tu contribución aumentará tu autoestima y te conectará al medio, sintiéndote, a su vez, cuidado por él.
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Esfuérzate por descubrir los aspectos positivos que siempre encierran los sucesos negativos. Descubrirás la intención del Universo al hacerte pasar por esos momentos duros.
El autor:
Federico Esquerdo, arquitecto de formación, dejó su profesión para dedicarse a investigar en el significado profundo de la salud. Es naturópata formado en el Heilpraktiker Institut de Barcelona y psicoterapeuta por la Escuela Española de Psicoterapia Transpersonal.
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Tlf. 607495997
Entrevista realizada por: Marié Morales.