Alejandro Villar:

El yo no es más que un conglomerado de voces con las que nos sentimos identificados.

 

El mundo necesita de nuestra creatividad y de la integración de todas nuestras facetas para salir de donde nos hemos metido. Sólo si conseguimos ser un ser humano integrado podremos vivir una vida plena y feliz.





Tendemos a tener una imagen muy reducida del yo. Si te preguntan quién eres, es posible que respondas con una definición muy limitada de ti mismo, que deja fuera un montón de aspectos de tu personalidad en los que no te quieres reconocer, otros que reconoces y desearías eliminar y otros muchos que ni siquiera te atreverías a considerar como propios, sino que las consideras como facetas inalcanzables lejos de tu potencial. Por una parte, la sombra con todos aquellos aspectos tuyos que no deseas o no te crees digno de poseer (oculta, presuntamente bajo control), y por otra parte, una especie de yo distorsionado muy lejos de tus posibilidades.

Y sin embargo, difícilmente podremos disfrutar alguna vez de una vida sana y equilibrada si no conseguimos reconciliarnos con todas nuestras facetas, reconocerlas y permitirles realizar su función en nuestra vida. Integrarlas. Todas. Incluso las “inalcanzables” y las “indeseables”, que están ya dentro de nosotros mismos, esperando a ser despertadas o integradas.

Porque sólo si conseguimos ser un ser humano integrado podremos vivir una vida plena y feliz.

 

¿Qué aporta el proceso Big Mind al autoconocimiento?

Es una síntesis entre la sabiduría oriental (especialmente el budismo zen) y la sabiduría occidental (la psicología, y en especial la Gestalt y el diálogo de voces de Hal y Sidra Stone). Lo que aporta es una forma de enfocar la meditación de una manera integral, sin descuidar la salud del “pequeño yo”. Y esto es muy importante porque este “pequeño yo” suele ser muy maltratado en las tradiciones espirituales.

 

Cuando hablamos del “pequeño yo”, ¿nos referimos al ego?

De alguna manera, sí. Es ese yo limitado con el que nos identificamos habitualmente.

 

Y si ese “yo” con el que me identifico no soy yo, ¿qué soy yo, pues?

Hay muchas facetas diferentes en el yo y a veces hasta aparentemente contradictorias. Desde el punto de vista del Big Mind, el yo no es más que un conglomerado de voces con las que nos sentimos identificados. Lo que ocurre es que cuando separamos los distintos aspectos del yo nos damos cuenta de que el yo que damos tanto por sentado no lo encontramos, es insustancial.

¿El pequeño yo no existe, entonces?

Desde el punto de vista absoluto podríamos decir que no, aunque desde el punto de vista relativo sí existe. Y, de alguna manera, lo mismo puede decirse de los distintos aspectos, voces o subpersonalidades que componen ese yo. Pero están presentes en nuestra vida y funcionan. Lo que ocurre es que generalmente no somos conscientes de ello. Pero si mantenemos algunos de esos aspectos encerrados en el sótano y sin identificar pueden estar saboteando nuestra vida desde la sombra indefinidamente, expresándose de forma encubierta a través de distintos síntomas neuróticos, sin que acabemos de entender nunca lo que está ocurriendo y por qué. Por el contrario, si dejamos que se expresen libremente nos resultará más fácil integrarlos y utilizarlos de una manera creativa y positiva.

 

¿Y cómo se hace esto?

El proceso Big Mind nos permite darles voz a los distintos yoes, voces o aspectos del yo, hablando desde ellos en primera persona, con lo cual evitamos hacer teorías sobre esos aspectos (su sentido, su función) y lo que hacemos es vivir estos yoes plenamente. No es sólo un juego mental, sino que es una experiencia física y emocional. Y resulta mucho más sanadora que una simple conversación teórica sobre estos aspectos de la persona.

 

¿Cómo nos sana?

Todos vivimos atascados en una determinada perspectiva y desde esa perspectiva vivimos muy parcialmente. Además, al mutilar muchos aspectos del yo se genera mucho sufrimiento. Nadie puede vivir una vida feliz si tiene amputado (ignorado o recluido) algún aspecto de su personalidad. Así, estas facetas de la personalidad siguen actuando pero de una manera disfuncional, desde la clandestinidad. Por el contrario, cuando aceptas estas facetas y dejas que se expresen, las abrazas y las integras de una manera constructiva, entonces, en cada momento de tu vida y de acuerdo a las necesidades de la situación puedes encarnar el aspecto más adecuado para esa vivencia. Se trata de vivir la vida lo más plenamente posible, actuando desde la voz que corresponda en cada momento.

 

¿De dónde surgen estas voces? ¿Cómo es que el yo es tan complejo?

El yo está conformado por una serie de voces con las que nos identificamos, incluidos los aspectos que guardamos en la sombra y que rechazamos pero que, en cualquier caso, son también facetas con las que nos identificamos en secreto. Hay muchas voces propias que no aceptamos y mantenemos en el sótano, secretamente estancadas en la edad que teníamos cuando las escondimos en la sombra. Pero nuestro crecimiento psicológico, y también espiritual pasa por darles voz, dejarlas hablar libremente, reconocerlas y apropiárselas.

 

Usted dice que “toda voz disfruta haciendo su trabajo si no está reprimida y disociada”. ¿Qué significa exactamente?

A todos los aspectos de nuestro yo les gusta funcionar según su naturaleza. Si está reprimido, funciona como puede, de forma clandestina, muchas veces enfadado y saboteando nuestros objetivos. Pero cuando se integra disfruta haciendo su trabajo libremente y hasta las cosas que considerábamos negativas se transforman ofreciéndonos la oportunidad de hacer uso de ellas para nuestro beneficio y para disfrutar aún más de la vida. Esto tiene que ver con el concepto tántrico de que cualquier cosa, por negativa que parezca, si la penetras con plena conciencia se transforma en un tipo particular de sabiduría, siendo así la oportunidad para desarrollar esa sabiduría.

 

¿De qué voces reprimidas estamos hablando?

De todas aquellas que no hemos aceptado a lo largo de nuestra vida y hemos recluido en la sombra o en nuestro sótano psicológico. Desde la mente pensante (que te parece que piensa demasiado), la controladora, la voz egoísta (que crees que no deberías ser y la reprimes) hasta el ladrón, el asesino o el pervertido sexual. Cuando les das voz y las integras, dejan de ser amenazadoras para convertirse en aliadas.

 

¿Y cómo se hace eso?

En primer lugar, hay que dejarlas hablar desde el “yo soy”, en primera persona (el ladrón, el asesino, el pervertido o lo que sea), permitiéndonos la plena conciencia y la plena identificación con esa voz. Te permites vivir esa voz plenamente y así es como te la apropias. Y entonces es cuando se transforma, cuando a la luz de la conciencia descubre que está ahí para realizar una función.


¿Le das una función que hacer en tu vida?

No es que se la des, es que la tiene. Lo que pasa es que cuando estaba en el sótano, reprimida, no podía realizarla de una forma sana y entonces lo hacía de una forma insana, neurótica, encubierta. Esas voces disociadas salían a flote de una forma patológica y hasta antisocial porque estaban disociadas. Es lo que ocurre, por ejemplo, con los padres que no conectan con su agresividad y acaban maltratando a sus hijos o a su pareja, etc.

 

¿Qué función puede tener el egoísmo, por ejemplo, o la perversión sexual? ¿En qué se transforman cuando son integrados?

El egoísmo se transforma en quererse a uno mismo de una forma consciente y, por extensión a los demás. Porque si quieres ser feliz conscientemente te das cuenta de que necesitas que los demás sean igualmente felices. La “perversión sexual” se transforma en capacidad para el disfrute sensual consciente. De hecho, es lo mismo, como una moneda con dos caras: vivida (conscientemente) de una forma sana e integrada o (reprimida) de una forma insana, disfuncional y peligrosa.

 

¿Cuántas voces hay en nuestro yo?

Un número ilimitado; cada faceta de tu personalidad es una voz, un yo diferente. Pero básicamente podemos decir que hay dos tipos de voces: las que tienen que ver con el pequeño yo, con la individualidad, y las que transcienden al pequeño yo y no lo eliminan, sino que lo abrazan y van más allá. Se conocen también como los yoes finitos y dualistas y los yoes infinitos y no duales.

 

Hablemos de los yoes finitos. ¿Cuáles son?

Se caracterizan por tener que ver con esta sensación de individualidad. Una de las características del yo finito es que va a morir, por eso sus voces se centran en la protección ante el miedo a la muerte. Algunas de estas voces son el protector, el controlador, el escéptico, el yo herido, el niño inocente y vulnerable, el buscador, el deseo...

 

En cuanto a los yoes infinitos...

Se caracterizan por la ausencia de límites, no hay nada externo a ellos, así que no hay miedo ni nada que conseguir; no entran en la corriente del tiempo, ni nacen ni mueren. Son las voces transpersonales, no duales. Como la Gran Mente, el Gran Corazón, el Maestro, la Mente que No Piensa, el No Cuerpo No Mente, la Mente Gozosa... Este tipo de yoes generalmente no se han despertado, por eso hay que despertarles y darles voz.

 

Son otros tipos de yo de difícil acceso, como los yoes en la sombra. ¿Cuáles son estos yoes de difícil acceso?

Hay dos tipos de voces de difícil acceso: las que hemos disociado (las que no queremos reconocer, aún sabiendo que son nuestras) y las que todavía no han despertado. Pero podemos llamarlas y actualizarlas. Y el proceso Big Mind nos permite ayudar en este despertar. Con este proceso el acceso a estos dos tipos de voces es mucho más fácil.

 

¿A veces pueden ser contradictorias estas voces?

Hemos visto que hay dos tipos de voces: las relativas o personales y las absolutas o transpersonales. Desde el punto de vista absoluto (desde los yoes transpersonales, infinitos, no duales) no hay nada contradictorio y todo es posible integrarlo de una forma madura y sabia. Desde el yo finito, sin embargo, a veces no es fácil darle un sentido a las paradojas que conforman los distintos aspectos contradictorios. Desde el pequeño yo podemos ver muchas contradicciones, por eso es necesario darle voz también a los yoes no finitos, donde estas contradicciones se disuelven.

 

Por ejemplo...

Por ejemplo, después de hablar con la Mente Pensante, que consideramos que tantos problemas y sufrimiento nos genera, llamamos a la Mente Pensante Totalmente Integrada y, desde esa perspectiva, lejos de menospreciarla o rechazarla, reconocemos que la necesitamos porque el mundo necesita de su creatividad, especialmente en estos momentos, para salir de donde nos hemos metido. Luego podríamos darle voz a La Mente que No Piensa, e integrarlas a ambas desde el ápice del triángulo formado, que trasciende e incluye a ambas integrándolas sin contradicción.

 

¿De qué manera nos puede ayudar la integración de La Mente que Piensa?

La Mente que Piensa suele ser muy maltratada en el mundo espiritual; así, tendemos a disociar este aspecto de nosotros y acaba convirtiéndose en algo egocéntrico que tiene que actuar desde el sótano, disfrazándose de lo que sea, incluso de Mente No Pensante o cualquier otra experiencia espiritual. Pero si la integramos, el pensamiento adquiere una perspectiva menos egocéntrica, más completa. Y el mundo en estos momentos está así porque predomina el egocentrismo. Tenemos que acceder a una perspectiva más amplia y que ésta se manifieste en todas las transformaciones sociales, políticas, económicas, humanas, etc.

 

 

Dialogo para usar Big Mind en la meditación

Puedes grabar la voz del Facilitador en una grabadora y ponértelo a ti mismo.

Facilitador (F): Quiero hablar con el controlador

Controlador(C): Soy el controlador

F: De acuerdo, me gustaría, por favor, tener tu permiso y tu colaboración para que mantengas calladas las voces de la personalidad, incluida la tuya propia y me abras un canal limpio y sin interferencias a través del cual pueda hablar claramente la voz que yo te pida. ¿De acuerdo?

C: De acuerdo, tienes mi permiso y toda mi colaboración

F: Gracias, permíteme hablar con X (cualquier “yo”) .

Antes de dejar hablar a X, si hay alguna voz que desea hablar déjala, la que salga, no la busques….podría ser tú mismo como Controlador, el Protector, el Escéptico, el Miedo, el Enfado, el Yo Dañando, la Victima, el Reparador, el Niño-a Vulnerable, el Deseo, el/la Buscador-a, el/la Buscador-a del Espíritu, etc.

 

Cuando hayas dicho todo lo que quieras decir, deja hablar a la voz que el facilitador te ha pedido.

X: Soy X.

 

Más tarde, cuando te sientas más en paz, puedes comenzar a utilizar alguna de las voces no duales*.

Después uno puede simplemente sentarse en esa voz o usar cualquier técnica de meditación (repetir un mantra, visualizar, etc.,etc,).

 

*Voces no duales.

La Mente que No Busca

La Gran Mente

El Gran Corazón

El Gran Corazón Femenino

El Gran Corazón Masculino
El Gran Corazón Femenino/masculino (integrado)

Gran Mente/Gran Corazón = Un Corazón/Mente

El Maestro

La mente que no se aferra

La mente que no piensa

La mente que no se apoya en nada

La mente que no desea

La mente que no se apega

La mente que no hace

La mente que no lucha

La No Mente

El No Cuerpo/No Mente

El Cuerpo/Mente abandonado

La Mente Gozosa

El Ser Humano Integrado que Funciona Libremente.

 

Al final de la meditación se reconoce con convicción y conscientemente: Soy el Ser Humano Integrado que Funciona Libremente



 

El libro.

Gran mente Gran Corazón.
Descubriendo tu propio camino.

Maestro Zen Dennis Gempo Merzel
Editorial La Liebre de Marzo.

 

 

Más información en:

http://www.liebremarzo.com/sabiduria/24/1.htm

http://bigmind-es.blogspot.com

www.genpo.org

Alejandro Villar Martín es doctor en Biología y profesor de yoga, especializado en Yoga Dinámico, discípulo de Genpo Merzel, creador del proceso Big Mind. Ha desarrollado una adaptación conocida como la Meditación Integrativa. Imparte talleres, charlas, ponencias y retiros a lo largo de toda la geografía española. Es uno de los principales conocedores en nuestro país del Modelo Integral de Ken Wilber, que presenta en talleres y ponencias, como las desarrolladas en las Jornadas Integrales de la Asociación Integral Española desde 2003. 



Entrevista realizada por: Marié Morales.





Despertar salvaje.
Dzogchen Ponlop.
Ed. Kairós.
La visión y las prácticas de la sabiduría Dzogchen y Mahamudra, con un enfoque pragmático y un estilo informal.

Abrazar lo inabrazable.
Pema Chödrön.
Kairós.
Compartiendo historias de su vida personal, prácticas cotidianas y consejos, Pema nos muestra el camino para convertirnos en seres compasivos, incluso en las circunstancias más difíciles.

Monjas.
Laya de Ahumada.
Fragmenta Editorial.
Un libro de conversaciones íntimo y atrevido, que rompe con la imagen estereotipada que se tiene de las monjas para acercarnos a la riqueza y diversidad que viven cada una de ellas.















 
Marié Morales
@crecejoven

En estas páginas nos proponemos investigar las causas del envejecimiento, que es como decir de la vida y el crecimiento, y a partir de ahí, establecer unas pautas que nos permitan vivir una vida más larga, sana, y en definitiva, feliz.  más >>








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