Angaangaq:

La vida es una celebración en sí misma, digna de ser celebrada.

Lo que yo hago es mostrarte tu propia belleza, en armonía con la belleza de la naturaleza, e intentar derretir el hielo en tu corazón, tal como me pidió mi madre.


Se está derritiendo el hielo en el planeta, pero lo que se tiene que derretir es el hielo en el corazón. Ésta es la misión que le encomendó su madre al que acabaría siendo el representante de los “invisibles” en las Naciones Unidas, el chamán más anciano de Groenlandia, la tierra de los esquimales. Nos lo cuenta en esta entrevista.

Angaangaq llega a Barcelona procedente de la tierra de los esquimales. “La tierra de los viajes”, dice él, 16.000 km2, 13 zonas distintas de este a oeste, Groenlandia es la isla más grande del mundo, el único país donde nunca ha habido una guerra. “Si quieres entender lo que significa la paz en el corazón, ven a visitarme”, dice. Y dice más. Dice: te mostraré tu belleza en armonía con la madre naturaleza. Esto es lo que yo hago, insiste: mostrarte tu propia belleza. En armonía con la belleza de la naturaleza. E intentar derretir el hielo en tu corazón, tal como me pidió mi madre.

 

Usted dice que su misión es derretir el hielo en el corazón de los seres humanos.

Es lo que se me ha pedido que haga. Al principio, pensaba que representar a mi pueblo en el mundo, y en concreto en las Naciones Unidas, tenía la función de concienciar a Occidente del cambio climático, de que el hielo se está derritiendo y eso significará el fin de mi país, de mi pueblo, de un estilo de vida, de muchos estilos de vida, de muchas especies vivas.

 

Para eso le eligieron representante de los pueblos esquimales en las Naciones Unidas.

Un día, de vuelta a casa, les contaba a los ancianos cómo el auditorio de mis conferencias se ponía en pie y me aplaudía durante largo tiempo, a veces hasta 15 minutos. Entonces, mi padre me preguntó: sí, pero ¿te escuchan? Fue entonces cuando me di cuenta de que nada cambiaba. Fui a ver a mi madre (en Groenlandia son las ancianas las que aconsejan, las que educan, las sabias) y ella me dijo: tienes que aprender a derretir el hielo en el corazón de los seres humanos para que aprendan a hacer uso del conocimiento de una forma sabia; si no, nada cambiará. Y desde entonces ésa es mi misión.
 

Lo más importante que debes cuidar en la educación de tus hijos y de tus hijas es el sonreír, que aprendan a sonreír desde el corazón.


¿Y cómo se hace eso?

Ésa fue mi pregunta a mi madre: ¿cómo lo hago? Y ella me cogió de las manos, cerró los ojos y repitió: tienes que aprender a derretir el hielo en el corazón de los seres humanos para que aprendan a utilizar el conocimiento sabiamente. Tú, cuando escribas esto, tendrás que hacerlo de forma que impactes en el corazón de tus lectoras y lectores y derritas el hielo, porque sólo entonces tendrán las oportunidad de cambiar.

 

Lo intentaré. Pero, ¿cómo se hace esto en la vida diaria?

Sonríe. Mira a la persona que tienes delante o a tu lado y sonríe. Si le sonríes, ella te devolverá la sonrisa. Y no será un mero gesto de cortesía. Lo que de verdad ocurre es que a través de tu sonrisa la otra persona contemplará su propia belleza. Tú eres su espejo. A ella le gusta lo que ve en tu sonrisa y por un momento se olvidará de todos los problemas y trámites vacíos de su vida y se conectará por un instante con su corazón. No es tan complicado. Simplemente, sonríe. Y ahí empieza todo.

 

Hay muchas manera de sonreír.

Sí, pero la más bonita es la sonrisa del corazón. Enséñale a tus hijos e hijas a sonreír desde el corazón. Cuando sonríes, una planta preciosa empieza a crecer y se hace más y más grande y un día una flor nacerá y cuando florezca por completo las semillas surgirán y el viento se encargará de que en cada sonrisa las semillas vuelen al corazón de las otras personas, que por un momento olvidarán las cargas de la vida y contemplarán su propia belleza. Lo más importante que debes cuidar en la educación de tus hijos y de tus hijas es el sonreír, que aprendan a sonreír desde el corazón.
 

La misión de un chamán es volver a traer a la vida diaria las ceremonias, las celebraciones.


Usted ha sido elegido chamán en su comunidad, en la tradición de su abuela y su abuelo.

Cuando llegaron los misioneros de la iglesia estas tradiciones nuestras fueron abolidas y perseguidas, pero en mi familia se seguía transmitiendo esta sabiduría en secreto. Ahora se están volviendo a recuperar algunas tradiciones.

 

¿En qué consiste exactamente ser un chamán?

Mi responsabilidad es volver a traer a la vida diaria las ceremonias, las celebraciones.

 

¿Qué tipo de celebraciones?

Mi abuela solía decir que la vida es una celebración en sí misma que merece ser celebrada. Cuando la ceremonia pierde su espíritu se convierte en un ritual, en una rutina. Mi abuela solía decir que el mundo ahora está lleno de rituales. ¿Cómo sabía esto mi abuela, que nunca salió de nuestro pequeño pueblo? Porque lo veía allí mismo, en nuestro pueblo. La civilización nos había arrebatado el espíritu y ella percibía que así era en el resto del mundo desarrollado. Hemos dejado de celebrar la vida para pasar a convertirla en una serie encadenada de rituales sin alma, de rutinas.

 

¿Cómo hacerlo? ¿Cómo podemos recuperar las ceremonias?

Inventa una. En occidente sois muy inteligentes. Mira esto (y me señala las botellas de agua sobre la mesa). Habéis inventado botellas de plástico para el agua, bolígrafos para escribir (ya no tenéis que utilizar plumas), televisores, aviones, tantas cosas... Utiliza tu creatividad para inventar ceremonias. Y celebra.
 

La vida en sí es un milagro. Celébrala con una sonrisa y con una ceremonia.

 

Por ejemplo...

¿Qué podemos celebrar, por ejemplo? La vida en sí misma. ¿Sabías que en el norte de Europa no celebran los cumpleaños? No celebran que han nacido. Como si su vida no significara nada. Pero cuidado, no conviertas tu cumpleaños en un mero ritual.

 

Más cosas que celebrar.

En Barcelona sale el sol por el horizonte del océano. ¿Crees que eso no merece una celebración, cada día? En Groenlandia surge del hielo. Para mí, ver nacer el sol cada día de las entrañas del océano es toda una celebración. Y también verle nacer del hielo. La vida en sí es un milagro. Tú eres un milagro. Cruzarte con un ser humano es un milagro, celébralo con una sonrisa.

 

Más ideas... (Realmente, en Occidente no somos tan creativos para este tipo de cosas).

Yo me voy a la playa y hablo con las olas, y les canto. Y hablo con el mar. El océano se ha llevado muchas vidas humanas porque quiere nuestro conocimiento. Entonces yo le canto y le pido: no tomes más personas, ya tienes suficiente conocimiento. Pero el océano es como tú y como yo: nunca tiene suficiente. Pero yo le hablo y él me responde. Esto es una ceremonia. En mi pueblo, cuando tenemos que cortar un árbol le pedimos permiso y él, que es un ser vivo, te dirá si es posible o no. La energía del árbol te hablará. Sólo él sabe cuándo está listo para darte su vida. Esto es una ceremonia. Cuando sale la luna cada noche es una ceremonia. Hay muchas cosas que celebrar con una ceremonia.

 

No es necesario, pues, hacerlas públicas.

Hay ceremonias públicas y ceremonias privadas, individuales. Cuando mi hermano pequeño tenía 2 años pescó su primer pez. Cuando volvimos con la barca (mi padre, él y yo) y lo mostramos, mi madre dejó sus tareas, y mi abuela, y llamaron al pueblo y todo el pueblo se acercó y comió un trocito del pez que había pescado mi hermano pequeño que, de esta manera, con dos años, se había convertido en proveedor de nuestro pueblo. Porque en un pueblo, todas las personas son proveedoras de alguna manera. Y eso hay que celebrarlo. Ésa es una ceremonia pública. Tu manera de vivir la vida cotidiana debe estar llena de ceremonias, privadas o públicas. Mi abuela decía: la vida es una ceremonia en sí misma, digna de ser celebrada.
 

La muerte forma parte de la vida. Por eso la celebramos.

 

Usted habla también en su libro de la importancia del autoconocimiento.

Tenemos ante nosotros la tarea de conocernos porque de lo contrario no podremos llegar a casa. Tú mereces conocerte a ti misma. Sin embargo, la mayoría de la gente no tiene interés porque no se gusta a sí misma, no se les ha enseñado a gustarse, a amarse, a respetarse, a reconocerse. El ser humano es muy complejo. Decimos que aunque el cielo sea muy extenso, el alma de ser humano es mucho más grande. Por mucho que nos vayamos conociendo a nosotros mismos, siempre hay más. Una vida no da de sí para que conozcamos todo lo que abarca el alma humana.

 

Y cuando esta vida se acaba, ustedes no lloran la muerte.

No, ¿por qué llorarla? Cuando mi madre murió, los misioneros querían que metiéramos su cuerpo en la iglesia y lloráramos. Pero en mi cultura no lloramos cuando alguien muere, en lugar de eso celebramos la vida de la persona que se ha ido. El alma del ser humano asciende al siguiente mundo; la responsabilidad del alma es viajar hasta el Creador. El cuerpo ya ha cumplido su función, por eso lo quemamos. En realidad, la vida no tiene ni principio ni fin. Algo tiene que morir para que algo pueda nacer. Así que, de alguna manera, vida y muerte es lo mismo, o, si quieres, la muerte forma parte de la vida. Por eso la celebramos.

 

Usted dice que en occidente hablamos y hablamos y nos vanagloriamos de ser muy “mentales” (intelectuales, inteligentes, cultos). Sin embargo, nos lanza un reto: “¿No sería mejor que nos tocáramos simplemente, que nos tomáramos de las manos y celebráramos?” ¿Por qué y para qué?

Me encanta que saque usted este tema. Llevo dos días en Barcelona y veo que aquí la gente es como en Hollywood: se saludan dándose besos en las mejillas casi sin tocarse. Pero nadie puede vivir sin ser tocado. Cuando no eres tocado, mueres. Tenemos miedo a tocarnos. En Occidente no entienden la belleza de tocarse. Si se tocan dos hombres son sospechosos de ser homosexuales y si se tocan un hombre y una mujer pueden acabar en los tribunales. Y sin embargo, estamos necesitados de contacto, por eso hemos de educar a las personas para que se toquen, pero para eso hay que enseñar a tocar. Con respeto. Si yo te toco porque eres un ser humano y quiero que veas reflejada la belleza que hay en ti, esto es amor incondicional. No te toco a cambio de nada. No hay ninguna condición. Sólo amor y respeto. Por eso hay que tocarse, conectar, unirse. Porque estamos unidos en nuestra belleza. Y esto es lo que necesita el mundo.

 

 

La ceremonia del humo.

Mi abuela Aanakasaa me explicó la importancia del sahumar.

De todo lo que producimos los seres humanos, el humo es lo único que se disipa ante nuestros ojos. Por eso invitamos al humo a nuestras casas, pues el humo se llevará todo lo que no forme parte de nosotros. Se disipará como el humo. Se disipará en humo.

Cuando hacemos fuego al orar, rogamos a Dios que se lleve todo lo malo y perturbador de nosotros, que todo eso se disipe ante nuestros ojos como el humo.

Cuántos sentimientos negativos mueven nuestro corazón. De todo eso nos libera el humo.

Cuántas cosas malas y absurdas he dicho y hecho, cuán a menudo he ofendido a otros. Y cuán a menudo he pedido al Creador que tenga a bien deshacer lo malo que he hecho para que yo pueda empezar de nuevo y no tenga que avergonzarme de mis palabras y de mis obras. Y él me ha dado el humo para que todo aquello no me siga lastrando. Por eso la gente de mi pueblo se lava las manos en el humo y, así, la próxima vez que toquen a alguien lo harán bien, de una manera no lastrada por el pasado.

El humo no es para inhalarlo sino para que te purifiques con él.

Por eso, también te purificas los ojos con el humo, para que cuando el humo se disipe puedas ver la belleza en todo. Y te purificas las orejas con el humo, para que cuando el humo se disipe puedas oír todo lo bello que te rodea. Y te purificas la boca con el humo, para que cuando el humo se disipe sólo digas palabras buenas. Y te lavas la cara con el humo, para que cuando el humo se disipe ya sólo percibas la belleza de quienes te toquen. Y por eso llevas el humo a tu corazón, para que cuando el humo se disipe tú sea una persona fuerte, buena y llena de amor y de energía.

El humo te permitirá ver a los demás como realmente son y verte a ti mismo como realmente eres.
 

 

 

El autor.

Angaangaq es líder espiritual de las tribus esquimales. Elegido con el rango de “más anciano” y chamán por su pueblo, en Groenlandia, proviene de una familia de chamanes y chamanas. Representante de las pueblos aborígenes árticos en las Naciones Unidas. En su trabajo, combina los conocimientos de la ciencia occidental con la sabiduría tradicional de los pueblos árticos.

 

El libro.

Escucha la voz del hielo.

Editorial Urano.





Entrevista realizada por: Marié Morales.









Aprender a ser salvajes.
Carl Safina.
Galaxia Gutemberg.
La cultura también es una forma de herencia, no exclusivamente humana. Examinamos tres culturas de animales denominados salvajes.

Sed de piel. ¿feminizar el futuro?
Manuel Lucas Matheu.
Psimatica.
Una investigación transcultural sobre 66 grupos, incluidos dos estudios de campo en las islas de la Micronesia. Una propuesta alternativa a una cultura demasiado reprimida, agresiva y con exceso de testosterona, y a una sexualidad genitalizada, falocrática, ansiogenizante, marginadora y reduccionista.

Las brujas no se quejan.
Jean Shinoda Bolen.
Kairós.
Las ancianas sabias son atrevidas y confían en sus propios instintos. No imploran. Meditan. Eligen su camino con el corazón. Dicen la verdad con compasión. Escuchan su cuerpo, se reinventan a sí mismas y saborean la parte positiva de sus vidas.















 
Marié Morales
@crecejoven

En estas páginas nos proponemos investigar las causas del envejecimiento, que es como decir de la vida y el crecimiento, y a partir de ahí, establecer unas pautas que nos permitan vivir una vida más larga, sana, y en definitiva, feliz.  más >>








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