Ana Nogales:
Soledad, risas y juego, levadura madre para el desarrollo emocional.
La doctora Ana Nogales opina que la risa, el juego y muy especialmente los espacios de soledad son herramientas indispensables para el desarrollo emocional.
La soledad.
La soledad nos puede ayudar a conocernos mejor, a encontrar respuestas, a entender nuestros ideales y valores y, fundamentalmente, a encontrar las razones de nuestras vidas. Este proceso es fundamental para valorar nuestra vida cotidiana, a las personas que queremos y también para encontrar el sentido de vivir al despertar cada día.
Los niños saben instintivamente la importancia de pasar tiempo solos. Es aquel tiempo que disponen para jugar y crear con su imaginación diferentes situaciones, conflictos y soluciones donde lo "bueno" y lo "malo" son personalizados, entendiendo de esta forma su naturaleza humana. Los niños necesitan este tiempo de soledad para desarrollar su curiosidad por el mundo, al mismo tiempo que aprenden a lidiar con sus presiones (que los niños también tienen) y encontrarse consigo mismos. De esta manera, la soledad resulta en estímulo y conocimiento personal y de sus alrededores, fundamental para el proceso creativo.
El adolescente también necesita de su soledad que a veces expresa al aislarse en su cuarto, casi podríamos decir recluyéndose en su mundo. Esta soledad también es necesaria y debe respetarse ya que a esta edad es imprescindible. Contar con el tiempo necesario para pensar sin la influencia de otras personas, encontrarse a sí mismo y descubrir su propia personalidad.
Los espacios de soledad son igualmente importantes para las personas adultas. Cuando no hemos podido contar con estos momentos de soledad durante nuestro crecimiento, no sabemos qué hacer con ella y nos desesperamos buscando compañía. Evadir la soledad se puede convertir en una trampa que nos conduce a sentirnos más solos que nunca, especialmente cuando pensamos que es completamente aterradora.
La risa.
La risa nos permite descargar las tensiones acumuladas y sentirnos ágiles física y emocionalmente hasta el punto de enaltecer nuestra capacidad de sentir y pensar.
La risa tiene efectos en la capacidad de crear inmunidad a diferentes enfermedades, según un estudio realizado por la Universidad de California en Loma Linda. Su efecto permite la transformación de nuestros mecanismos de defensa de tal forma que disminuyen los niveles de cortisol que suprimen el sistema de inmunidad, aumenta el nivel de inmunoglobulina que defiende al cuerpo de las infecciones, aumenta la actividad de las células que combaten y destruyen las células anormales y duplica el nivel de plasma que colabora con la protección inmunitaria.
Es interesante saber que el humor del hombre y la mujer también difieren. Las mujeres tienden a reírse más de sí mismas y de es forma se acercan más socialmente. Los hombres, por el contrario, ante una sociedad que los define competitivamente, deben mantener su jerarquía social, por lo tanto su humor está dirigido en la observación y comentario de los demás, llegando al sarcasmo.
El juego.
Jugar nos refresca el espíritu y nos recarga para tomar las siguientes responsabilidades con más entusiasmo, mientras nos saca del tedio y del aburrimiento. Además, el juego cambia nuestra actitud, dejando los rencores y los pensamientos negativos para prepararnos hacia una visión más optimista de la vida. Más allá todavía, el juego es un ejercicio que nos invita a ser más flexibles, ya que podemos experimentar nuevas personalidades, situaciones y posibilidades, lejos de la rutina diaria ya conocida. Es en este ejercicio donde aprendemos de nuestro potencial y donde podemos empezar a crear, soñar y ambicionar.
Por otro lado, las personas "juguetonas" despiertan la atracción positiva de los demás. Es un hecho que nos atraiga más la persona que se muestra amigable, con una amplia sonrisa y personalidad abierta, que aquella cuyo rostro refleja resentimiento, frustración o dolor. Además, las personas "juguetonas" resultan ser buenos líderes, ya que su simpatía resulta magnética mientras que se muestran menos competitivas, llevándolas al éxito como líderes profesionales, políticos o bien en el ámbito laboral.
No hay duda de que el juego es saludable. Estudios científicos han demostrado que las personas que juegan viven más años y son mejores vividos. Esto no significa que deba dejar sus obligaciones por jugar, pero nos lleva a prestar atención a esta actividad, que es mucho más valiosa de lo que creíamos. Es más, cuando el trabajo es placentero, de manera que la diferencia entre juego y trabajo no es tan marcada, el beneficio es máximo.
La Dra. Ana Nogales es psicóloga clínica y fundadora del Nogales Psychological Counsleing, Inc.
Texto: Marié Morales.