Convivir con un adolescente no debería ser un problema, sino un privilegio.

¿Te asusta que tus hij@s lleguen a la adolescencia? No es para tanto. Suelta miedos y limítate a acompañarles en su viaje de descubrimiento y exploración del mundo. Además de disfrutar de esta apasionante etapa, podrás aprender algo de lo que ell@s te pueden enseñar, que no es poco.


La adolescencia es una etapa difícil, pero no es la única. La vida está llena de etapas difíciles. Y ésta es una más.

¿Soltar miedos y disfrutar? Ya sé que estás pensando que se dice más fácil de lo que se hace (yo también lo pienso), pero en el libro “La buena adolescencia”, las autoras, Begoña del Pueyo y Rosa Suárez, nos presentan algunas pistas no sólo para conseguir disfrutar de l@s hij@s adolescentes sino también para sacarle el máximo partido a esta apasionante etapa y poder aprender todo lo que ell@s nos pueden enseñar, que es mucho si estamos predispuest@s a ello.

 

¿La vida es dura y en la adolescencia más? En qué consiste la “dureza” de la adolescencia?

La vida puede tener momentos duros, pero la adolescencia no debería representar una etapa más problemática en el desarrollo de nuestros hijos. En la medida en que les enseñemos a disponer de herramientas para afrontar los nuevos cambios que se les presentan y que nosotros vivamos sin angustias, ese nuevo periodo podremos disfrutar de nuestro hijo o hija adolescente.
La adolescencia es una etapa de aprendizajes orientados a lo que podemos encontrar cuando nos movemos sin la protección de nuestros padres. Ver cómo toman decisiones y afrontan las consecuencias de las mismas, debería enorgullecernos. En nuestro libro manejamos pistas para conseguir disfrutar de los hijos adolescentes y también aprender todo lo que ellos nos pueden enseñar, que es mucho si estamos predispuestos a ello. Convivir con un adolescente no debería ser un problema, sino un privilegio.

 

No todos los adolescentes son iguales pero tienen algo en común. Cómo definir la adolescencia?

Los adolescentes están dando los primeros pasos en un mundo adulto, es una etapa de preparación para la autonomía personal, de aprendizajes y toma de decisiones, que tendrá una influencia a medio y largo plazo; una etapa para trazar un camino de futuro. Es una etapa de grandes cambios biológicos, psicológicos y sociales.



Cuáles son los miedos actuales de l@s adolescentes en la cultura occidental?

Miedo a no ser aceptado por sus iguales. Miedo al rechazo y a la exclusión por parte del grupo.
Sus temores tienen que ver con sus relaciones afectivas, ya sea de amistad o de enamoramiento. Miedo también a no estar “a la altura” de las expectativas, que en muchas ocasiones se oculta bajo el mecanismo de defensa del rechazo previo. Por eso no es inhabitual que digan “no es que me suspendan porque no lo hago bien, es que yo no quiero estudiar”, para justificar ese temor.

 

Cómo ayudarles a superar esos miedos? Cómo generar confianza en ell@s?

Escuchándoles, mostrándoles afecto y apoyo, utilizando ejemplos que les demuestren que poseen buenas herramientas personales, destacando sus cualidades y capacidades; pero siempre desde la realidad : “tu eres capaz de todo” es demasiado general y puede resultar poco realista; sin embargo, frases como “¿no te acuerdas cuando aquel día conseguiste…..” es una referencia concreta y real que les sitúa en una posición de fuerza y confianza. “Confío en ti” es también muy general. Es mucho más concreto decir: “Confío en que preguntarás a alguien si no encuentras esa dirección, o que sabrás buscar….”, y al mismo tiempo le estamos dando pistas específicas que pueden orientarle sobre lo que tiene que hacer partiendo de la confianza.

 

¿Son diferentes los chicos y las chicas, sus expectativas, miedos y dificultades?

Existen diferencias biológicas que pueden conducir a que chicos y chicas vivan de distinta manera temas relacionados con las relaciones sexuales, el embarazo o el aborto; pero también en otras situaciones sociales todavía seguimos marcando culturalmente algunas diferencias y generando determinadas expectativas en función del género. Una situación en la que deberíamos ser especialmente cuidadosos es en cómo canalizan la afectividad chicos y chicas, para evitar situaciones de dominio que creíamos ya superadas. Sin embargo, se está produciendo a través de whatsapp un control que en esa etapa de sentimientos a flor de piel algunas chicas pueden confundir con amor.

 

Qué es eso de la generación Einstein?

Un grupo de profesionales holandeses que realizó un estudio sobre cómo son los jóvenes europeos actuales, denominó “Einstein” a una generación que son más rápidos, más listos y más sociables que generaciones precedentes. Estadísticamente son más numerosos que los ni-ni, un grupo que merece todos nuestros desvelos, pero que no pueden considerarse mayoría. Los Einstein, adolescentes comprometidos, interesados por el saber y la cultura y activos intelectual y socialmente, tienen otras formas de manifestar esas inquietudes muy diferentes de los adultos, pero no por eso menos válidas. Por ejemplo, la evolución tecnológica ha puesto a su alcance nuevas formas de aprendizaje y comunicación.

 

Qué hay de cierto en la baja tolerancia a la frustración, la inmediatez, el desánimo fácil que se les atribuye a l@s adolescentes actuales?

En todo caso, podíamos afirmar que no son exclusividad de l@s adolescentes. La sociedad actual nos transmite la idea de que todo debe ser fácil, estar a nuestro alcance con poco esfuerzo; “para qué esperar si podemos conseguir algo de forma inmediata” es un mensaje asociado a la sociedad de consumo. Al igual que los adultos, los chicos y chicas participan de estos valores que pueden producir baja tolerancia a la frustración y deseo de satisfacción inmediata. Los adultos tenemos la misión de educar a nuestros adolescentes en la idea de que para conseguir algo debemos ir paso a paso, asegurándonos de que realmente es importante para nosotr@s. Los contratiempos que se presentan en nuestro día a día son valiosas ocasiones para reflexionar sobre cómo analizarlos desde una óptica más general, evitando caer en el victimismo y en el bloqueo. Ver lo que depende de nosotros y lo que no, aquello en lo que podemos intervenir y adaptar a nuestras necesidades y lo que debemos aceptar.

 

Cómo ayudarles a superarlo, cuando se da el desánimo?  

Con confianza en sus capacidades y los distintos niveles de implicación que pueden adoptar. Por ejemplo, si han fallado a un amigo deben asumir su responsabilidad y hacer lo posible para aclarar la situación, pedir disculpas, compensar el malentendido, etc. Si no pueden jugar un partido porque está lloviendo, de nada sirve enfadarse y negarse a buscar otra alternativa. Hay que mostrarles que pueden lograr otros modos de pasar un buen día. La búsqueda de alternativas y pensar que puede existir más de una respuesta y diversas soluciones, amplía el abanico de posibilidades y permite que afloren nuevas capacidades.


 

Cómo ayudarle cuando se siente perdid@, sin saber por dónde tirar o cuál puede ser su lugar en el mundo?

Escuchando sus dudas, sugiriéndole profesiones en función del potencial que detectamos en el/ella, sus capacidades y puntos fuertes, utilizando ejemplos que podemos ver en televisión, películas, etc.. Debemos evitar comentarios catastrofistas del tipo “los jóvenes de hoy lo tendréis muy mal”, “todos los jóvenes tienen que emigrar”, “hoy día nadie encuentra trabajo”, etc. En lugar de eso, inculcar el valor del trabajo como forma de aprendizaje y mejora personal, independientemente del valor económico. Igualmente, podemos ofrecerles alternativas de ocio relacionadas con la participación social y el apoyo a personas que pueden tener necesidades especiales.

 

Claves para ayudarles a desarrollar confianza, esfuerzo, disciplina...

Constancia, repetición de mensajes cortos explicando los porqués de las normas de organización familiar. Hay que evitar etiquetas que les desmoralicen, tipo “vago”, “perezoso” y similares. Como si se tratara de una “autoprofecía cumplidora”, si le tachas de incapaz, acabará por aceptarlo como cierto. En cambio, el refuerzo positivo cuando cumple con sus responsabilidades, le incentiva. No debemos dar por hecho que “es su obligación”, hay que verbalizar nuestro reconocimiento. Debemos darle un margen para que desarrolle las tareas, que aprenda a organizarse, no resolviendo las consecuencias que puede crear su falta de organización. Por ejemplo, intentar que concierte citas con el médico, que lleve una agenda, que renueve o solicite documentación… todo con nuestra supervisión, pero sin hacerlo nosotr@s.

 

Cómo transmitir valores en una sociedad que no ayuda?

Con nuestro ejemplo, somos un modelo de comportamiento. Debemos conectar las conductas con los valores que las representan. Nosotros reciclamos porque creemos en la conservación del medio ambiente, nosotros no criticamos si no tenemos suficiente información para valorar una acción… Los valores también se transmiten analizando gestos y comportamientos de los demás desde una postura comprensiva, sin ridiculizar ni censurar si nos falta información, actuando con tolerancia respecto a los que no piensan como nosotros, sin que ello implique seguirles. Debemos enseñarles a ser autocríticos y reconocer nuestros errores, también como padres y madres.



Entrevista: Marié Morales

 

Las autoras:

BEGOÑA DEL PUEYO es periodista, licenciada en ciencias de la información, postgrado en dirección de comunicación y diplomada en ocio y tiempo libre. Ha sido responsable del espacio «Padres sin complejos» en el programa Protagonistas de Punto Radio, distinguido en 2009 por su labor divulgativa. Begoña del Pueyo es coautora del libro Y si mi hijo se droga (Grijalbo, 2005) y ha participado en otras publicaciones.




ROSA SUÁREZ es psicóloga clínica, máster en psicopatología y salud y directora técnica del CEPS, el Centro de Estudios sobre Promoción de la Salud, una entidad que desde el año 1989 se dedica a la investigación, la formación y el asesoramiento proporcionando atención psicológica a adolescentes y sus familias. También es coautora del libro: Quítale las drogas de la cabeza, así como de otras publicaciones.


 




El libro:

La buena adolescencia.

Grijalbo.

 


 

Sobre el libro:

Cuando delegas la responsabilidad como padre, también estás renunciando a disfrutar de tu hijo.
Gozar de los hijos adolescentes no es una utopía: es posible vivir, hablar y llevarse bien con ellos. Los padres no tienen que ser perfectos, porque nadie desea tener en casa un superman o una superwoman, sino a alguien que le quiera y le proteja. Los jóvenes quieren tener la certeza de que sus padres están ahí y necesitan que les digan lo que les parece bien y mal, aunque luego quieran tomar sus propias decisiones.
La buena adolescencia nos enseña que no hay que tener complejos si se actúa con coherencia y dedicación, las dos claves de la educación en la responsabilidad. Además, el libro:
- Aporta claves para fomentar la autoestima de nuestros adolescentes, gratificar sus esfuerzos y relativizar éxitos y fracasos.
- Ofrece pistas sobre cuándo es momento de consultar a un profesional y cuándo sólo se trata de etiquetas disfrazadas de patologías.
- Aporta recursos para enseñar a los hijos a sufrir sin traumatizarse y a verbalizar sus sentimientos para fortalecerse.
- Ofrece pistas para hablar de sexo y convencerles de que las drogas pasan factura.
- Muestra lo inadecuado que resulta ejercer de padres colegas y cómo hacer sentir a un adolescente orgulloso de sus padres y de sí mismo.
- Pone de manifiesto las realidades cambiantes de las actuales estructuras familiares.
- Reflexiona sobre cómo transmitir valores en una sociedad que no ayuda y a ganarse el respeto de los hijos.
- Enseña a negociar, así como a pedir perdón y a valorar la risa.
- Enfoca la actual realidad de internet y las redes sociales como oportunidad, sin eludir los peligros del ciberespacio.

Este libro es, ante todo, un manual práctico que ofrece la complicidad necesaria para asumir esta compleja tarea sin miedos y con la certeza de que no hay peor decisión que la de no intervenir.
 

 




Sanar la civilización.
Claudio Naranjo.
Ediciones La Llave.
Soluciones alternativas a la mente patriarcal, como trabajar por el desarrollo de la conciencia individual y social para una transformación de la humanidad, ofreciendo a las educadoras la posibilidad de una vía de autorrealización que les capacite para ser transmisoras vivenciales de los valores necesarios para la salvación del planeta.

Mujeres visibles, madres invisibles.
Laura Gutman.
Integral.
La autora que más ha contribuido a amplificar la mirada femenina explica por qué las mujeres son visibles en el trabajo, la profesión, la política o el ámbito social, y cuando devienen madres ingresan en un lugar totalmente invisible a los ojos de los demás.

Infancia, la edad sagrada.
Evania Reichert.
La Llave.
Una obra fundamental para comprender y educar a la infancia. Sobre el parto natural, la educación del ser, la relación niño-adulta y el despertar de un nuevo paradigma: la educación heterárquica, sistémica y humanizada.















 
Marié Morales
@crecejoven

En estas páginas nos proponemos investigar las causas del envejecimiento, que es como decir de la vida y el crecimiento, y a partir de ahí, establecer unas pautas que nos permitan vivir una vida más larga, sana, y en definitiva, feliz.  más >>








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